Opinion

¡AÑO VIEJO!

Por: Mario Arias Gómez.

Arraigada, vetusta tradición coligada al trascurrir de los años, que en el caso de 2023 fue irrebatible, rotundamente desastroso, funesto, malo para los pobladores del mundo y los colombianos -en especial-, que anhelamos cambie -para bien- en el 2024. Indisputado diagnóstico influenciado por el afiebrado, desfachatado, desvergonzado, odioso intervencionismo político del fiscal Barbosa, epígono, pirómano uribista; convertido en paralelo en el opositor principal del presidente Petro, al que insulta, falta al respeto -a mañana, tarde y noche, sin que nadie lo discipline- a la dignidad, majestad de la institución presidencial, que conlleva -además, gústenos o no nos guste- el título de Comandante en jefe de nuestras gloriosas, heroicas, imbatibles Fuerzas Militares y de Policía,

Conducta que ha descuadernado el país. ¡Qué duda cabe!

Pesadilla que simbólicamente concluye con el ritual de la quema mañana del ‘Año Viejo’, aunada a Iván Duque (mentor y al titiritero mayor, el imputado por ‘fraude procesal y manipulación de testigos’, ad-portas de ser enjuiciado, a pesar de los fallidos intentos de preclusión solicitados por amanuenses de la “lumbrera” autocalificada como el ‘mejor fiscal del mundo’, el ‘más preparado’. Primera vez que un expresidente padece dicho viacrucis.

Súmese en lo internacional la horrenda masacre del pueblo judío que conmocionó al universo entero, calvario que comenzó en Belén -un pequeño pueblo de Judea- hace dos milenios, con el nacimiento del niño Jesús, quien expulsó en su adultez a los mercaderes del Segundo Templo judío, levantado en Jerusalén, réplica del construido por Salomón -rey judío hijo de David- mil años antes.

Emblemático lugar eclipsado por la guerra, que dejó de celebrar -por primera vez este año- la natividad.

Israel -antes de 1948-, pedazo de desierto -pobre y abandonado- sometido por siglos bajo el dominio otomano, transformado a partir de entonces, en una nación, próspera y democrática -única en la región- habitada desde tiempos inmemoriales por ancestros judíos; país al que el reverdecido antisemitismo pretende desaparecer, como en el apocalíptico Holocausto perpetrado en tiempos de Adolfo Hitler, para equipararlo con la franja de Gaza, gobernada por el fanatismo de Hamás. Intimidante, irritante, radical judeofobia que pensábamos casi extinguida después de las atrocidades cometidas por los nazis en la II Guerra Mundial, en complicidad con los aliados.

Hordas de musulmanas -herederas- invaden hoy a Europa, EE. UU. y otros lugares del mundo, disfrazadas de ‘progresistas’ que, so pretexto de una insentida solidaridad con los palestinos -cuyo rostro quedó al descubierto-, sus auxiliadores se desgañitan -sin ser oídos- exigiendo de Israel el cese al fuego, sin reclamar a los desalmados que consumaron el pogromo del 7 de octubre, liberar los rehenes, deponer las armas.

Bestial, feroz disputa que se remonta a los orígenes del pequeño Estado de Israel, amenazado, cercado -desde entonces- por sus desafiantes, inclementes enemigos, que no cesan en el disparatado, ominoso propósito de aniquilarlo, de atizar la venganza, mediante alienadas, famélicas, sacrificadas masas, utilizadas como carne de cañón, llamadas -de dientes para afuera- hermanos, instruidas para la guerra, financiados pródigamente para que asesinen judíos, relegando su desarrollo.

Mitológica hidra imbuida de hegemónico odio -herramienta central- que hunde sus raíces en la ignorancia y miseria secular palestina, a los que Egipto les cerró las puertas con una tercera barrera en la frontera con Gaza, buscando detener el ingreso a su territorio. Igual, el rey de Jordania inmisericordemente los masacró, expulsó en 1970. Falaz, infame, irracional, punitiva barbarie, presente en plena era contemporánea. Pan de cada día que termina siempre en otro baño de sangre.

Mediática historia unánimemente rechazada por la civilización judeo-cristiana occidental, cuya avanzada -por estos lares-, el chavismo, impulsa el demencial, ruinoso Socialismo Siglo XXI, combatido por ‘Chespirito’ Barbosa, artífice -por su desquiciado ruido político, desidia, ineptitud- de la expansión del Crimen Organizado, la extorción, impunidad, inseguridad, secuestro; abismo en que literalmente está sumida a Colombia, resultas del envenenado, luciferino, mezquino manejo imprimido a la Fiscalía por el agónico, analfabeto, fantasioso, irrisorio monigote; hazmerreir que tiene harto al país, que aspira termine pronto, los 43 días faltantes de la ‘horrible noche’ representada por su desmanes.

Errático, vulgar espadachín de baratillo, que mudó la gravitante función misional de la Fiscalía; fortificó el crimen organizado, indudable auge debido a la trepidante impunidad, atraco callejero, violencia generalizada, inseguridad que tiene atemorizada, aterrorizada a la población, a la empañada, ensangrentada patria. Sonrojante malaventura, secuelas de la arrogancia, sobradez del cándido, desenfrenado, deslenguado, desvergonzado, esquizofrénico, hipócrita, ideologizado, zafio mentecato -venido a más-, que exacerbó -sin pestañear- su enfermizo narcisismo. Órdago que socavó -irreparablemente- la institucionalidad pública.

¡Feliz 2024!

Bogotá, D.C. 30 de diciembre de 2023.

http://articulosmarioariasgomez.blogspot.com.co/30

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