Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
De tiempo en tiempo el clima político y noticioso en el país se revuelve y la principal razón se debe a intentos vedados, la mayoría de las veces por funcionarios públicos, de aplicarles una censura a la prensa y por consiguiente a ellos.
Esto salió a la luz pública cuando la FLIP, Fundación para la Libertad de Prensa, cuestionó a la Fiscalía por iniciar una investigación a una periodista, trabajadora de RTVC, medio oficial, en donde denunció un caso de censura por parte del director de dicho sistema frente al programa de los “puros criollos”. La Fiscalía le inició un proceso a dicha periodista por incumplir una cláusula de su contrato que no podía divulgar hechos. El audio divulgado son las opiniones del presentador del programa, los puros criollos, sobre un proyecto de ley de modernización del Ministerio de las Tecnologías. Sobra recordar que fue tal impacto de lo divulgado que dicho director renunció a la dirección de RTVC y como premio por sus hechos el Presidente Duque lo premió contratándolo de nuevo. Qué descaro.
La tendencia a restringir la libertad de prensa en nuestro país no es igual a la de los norteamericanos; allí la primera enmienda prohíbe al Congreso hacer leyes que autoricen cualquier forma de censura, pero en nuestro país a lo largo de la historia podemos recordar hechos en donde se ha instaurado la censura.
Debemos situarnos en los años de 1810, en donde éramos una sociedad pequeña, los que sabían leer eran muy pocos y por consiguiente el desarrollo de la prensa fue muy lento. Aunque no existe una buena historia de la prensa en Colombia, ni del problema de la libertad de prensa, que revise las concepciones dominantes, las normas legales y los conflictos reales de la sociedad, una síntesis rápida y superficial nos permitirá señalar algunos de los elementos centrales de este proceso. Recordemos no más a don Camilo Torres que dijo que la imprenta es: “el vehículo de las luces y el conducto más seguro que las pueda difundir”.
La vida política en la primera década de independencia nos mostró que las polémicas de prensa fueron violentas, ya que el ejecutivo le tocaba responder a las críticas muchas veces publicando periódicos anónimos redactados por el mismo Presidente. No se nos olvide que el Libertador sufrió todos los vejámenes posibles de sus enemigos y asi, reiteró el principio general de libertad sin censura previa pero con responsabilidades. Recordemos igualmente que varias constituciones como la de Antioquia señalaron que la libertad de imprenta era “el más firme apoyo de un pueblo sabio y liberal” ya que permitía a todo ciudadano examinar los procedimientos del gobierno y la conducta de los empleados públicos.
Para situarnos hoy en nuestra realidad nos toca mirar que a libertad de prensa hoy la asedian muchas circunstancias, pero lo más lamentable es que dicha presión viene de la sociedad civil y de muchas organizaciones, a veces criminales porque denuncian su forma de actuar. Creo yo que el principal peligro para la libertad de prensa es la violencia que se ejerce contra los periodistas; Don Guillermo Cano, Jorge Enrique Pulido, asesores del Espectador y personas vinculados a ellos y tantos otros anónimos; fueron víctimas de los violentos. Hoy con este mundo globalizado otra amenaza fuete contra los periodistas es el recorte y los despidos masivos y en el fondo encontramos que allí se encuentra una duda porque aprovechan esta oportunidad para salirse de periodistas problemas a los dueños del medio estilo Ariel Avila y Daniel Coronell en la revista Semana; además no se puede dejar de lado lo que incide la pauta o propaganda que a veces es definitiva para sobrevivir un medio o para chantajear a periodistas.
Como lo vemos siempre la prensa libre ha estado en el ojo del huracán porque cumple su función o porque no lo hace. Con la intervención de la Fiscalía a esta periodista nos queda hacer una pregunta: ¿Si yo como periodista denuncio un delito de mis jefes me investigan; sino denuncio ese mismo delito también me deben investigar por omitir denuncia de un hecho ilegal? Ser o no Ser como dijo Hamlet.
***Concordante con lo anterior recomiendo el editorial del Espectador del 22 de octubre de 2020, “otra mordaza, esta vez económica”.
