EDITORIAL
Quienes no sabían de Daniel Quintero, con la suspensión de su cargo como alcalde de Medellín hecha por la procuradora general de la nación, que lo ha puesto durante los últimos días en el primer lugar de la escena política nacional, se enteraron de quién es, de su juventud, ímpetu y ambiciones políticas, además de haber sido capaz de derrotar en las urnas al tradicionalismo antioqueño haciéndose elegir como titular en la segunda alcaldía en importancia del país contra todos los pronósticos.
Quintero hábilmente ha utilizado este papayaso victimizándose y controvirtiendo la decisión de la procuradora Margarita Cabello, lo que lo ha puesto en primera plana de todos los medios de comunicación del país, y tal vez sin pensar que sucedería tan rápido, proyectándolo desde ya como precandidato a la presidencia de la república en mayo del 2026.
El desespero del tradicionalismo político del país, quienes impotentes ven en peligro la hegemonía ejercida durante décadas manejando los destinos de nuestra maltratada patria, los llevan a comer errores como este, que son completamente contraproducentes para el candidato del sistema o sea Federico Gutiérrez “Fico”.
La suspensión de Quintero fanatiza a sus seguidores quienes votarán por cualquiera diferente al candidato oficial, máxime con la cachetada del desprestigiado presidente de la república, Iván Duque, al nombrar como encargado a Juan Camilo Restrepo, no el estadista exministro de hacienda, si no al mediocre exministro de agricultura y actual comisionado de paz.
El caso del alcalde Quintero es igual a lo del partido conservador al suspender la voz y el voto a un representante a la cámara dizque porque le gusta Petro en lugar de Fico, ratificando con ello el ultraderechismo, la falta de apertura y lo retrogrado de la dirigencia de esta colectividad. Un conservador suspendido es un godo resentido que trabajará el doble por el candidato diferente. Similar situación se vive en el liberalismo con su desgastado presidente, César Gaviria. Si no se tiene candidato propio para la presidencia de la república, por qué se tiene que obligar a la militancia a apoyar a quienes unos pocos decidan ?
Por casos como estos reiteramos la necesidad urgente de eliminar la prohibición de la participación en política de los funcionarios públicos. Mientras que el presidente de la república y el comandante del ejército, el general Zapateiro, lo hacen, por qué a los demás le está prohibido ?
Abel Jaramillo Villegas decía que cuando uno está perdiendo se vuelve muy brutico. Es señal de desespero.
Pensilvania, 15 mayo 2022.
@tintiando