Opinion

Teen Quarantine

Por: María Antonia Guevara Giraldo – 14 años – Estudiante de 9º grado Colegio Redentoristas Manizales.

Durante este tiempo, hemos experimentado diversas emociones, negativas y positivas. Hemos tenido tiempo de desahogarlas de diferentes maneras, a mí me gusta escribir. A continuación, les mostraré uno de mis escritos, diría yo el que más me ha ayudado, porque, cito a uno de mis libros favoritos, “dicen que escribir libera”.

Detestado Covid-19:

Me dirijo irónica y cordialmente a usted para contarle como me está desgraciando la vida con su existencia, espero no tengamos ninguna clase de problema personal a causa de esta carta y decida desaparecer de una vez.

Empezaré comentándole como era todo antes de usted. Resulta que yo era un ser humano del común, una adolescente normal intentando descubrir cómo funciona existir, básicamente. Me despertaba cada mañana, buscaba una buena razón para no quedarme durmiendo el resto de mi vida y me levantaba para prepararme e ir al colegio.  La música a todo volumen en mis audífonos mientras tenía la ventana del transporte abierta me hacía sentir viva. Llegar al baño, maquillarme, bajar al salón y hablar con cualquier ser vivo de mi agrado que anduviera cerca, nunca me di cuenta de lo divertido que era. Derrochar el tiempo esperando el momento de esperar aún más, dibujar cosas sin sentido, ignorar los conocimientos delante de mi cara, mirar las nubes, la lluvia o su cara, querer estar fuera de ahí solo para regresar algún día. No, no aproveché al máximo, pero no es justificación para que me lo quite. ¿Sabe usted lo divertido que era no salir por decisión propia? No lo es tanto cuando no tengo elección.

Respetable señor, virus, individuo, maldición: es de muy mal gusto hacerse ver como una semana más de vacaciones y luego encerrar y matar a las personas, está feo eso. Créame que trato de entenderlo, trato de verlo como una ayuda al medio ambiente y una oportunidad para reflexionar, pero tengo algunos motivos para sentir tanto odio por usted. Le explico: ya no encuentro ese motivo diario para no dormir todo el día, he llorado más que todo el año pasado, he sentido ansiedad, estrés, ira, arrepentimiento, culpa, miedo y, mi favorita, INDIFERENCIA. Me llegó a ser indiferente sacar un 10 o un 6, me llegó a ser indiferente una pelea con alguien importante, me llegó a ser indiferente el dolor propio e incluso el ajeno. No, no se precipite aún, no todo fue indiferencia. Me enojé con buenas personas por motivos insignificantes, me estresé por trabajos del colegio, lloré por extrañar el tacto del cabello de alguien, tiré cosas a las paredes, escuché música, quemé poemas y dormí tanto para olvidar, que me olvidé de dormir. Descubrí algo tan emocionante, que me alegró la cuarentena, y me di cuenta de que estaba mal porque dos personas jugando GTA eran lo único emocionante que sucedió en el mes.

Le pido amablemente una disculpa por los sentimientos negativos que desprende esta carta, al menos me dio lo que quería hace tres años. Gracias por él. Ya casi termino con esto, no se preocupe. Disculpe a esta adolescente enojada, ella solo quería existir con normalidad después de descubrir lo que eso significara.

Déjeme despedirme de usted con cordialidad, actuemos como si no le hubiera dicho lo detestable que es, hemos visto que a ambos se nos da muy bien fingir. No siendo más, le digo hasta luego deseando decirle adiós.

¡Gracias por leer hasta el final!

Puedes encontrarme en Instagram como @maria_guevara.g

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