Por: Hernando Arango Monedero, empresario, ingeniero y abogado. Se desempeñó como Representante a la Cámara, Alcalde de Manizales y Director General del SENA.
Resulta incomprensible lo que los participantes en el paro demandan del Estado, que no del Gobierno, ya que sus solicitudes van encaminadas a pretensiones de largo alcance, no de este gobierno solamente.
Uno de los puntos que rechazan categóricamente, es el replanteamiento de las jubilaciones. Sí, y lo rechazan por no pensar en el futuro de quienes hoy están laborando, en el convencimiento de que ese Estado es todo poderoso y podrá pagar en el término de 10, quizás no más de 15 años, las pensiones que demandarán los que se jubilen entre hoy y el entonces. Es común oír que hoy se subsidian las pensiones, pero por sobre todo las de los salarios más altos con el sistema de prima media que se ha establecido, pues muchos de los que se jubilan requieren de un subsidio del Estado, valga decir, del presupuesto nacional, cosa que es cierta.
Veamos: Un ciudadano que devengue 5 millones mensuales de salario y aporte durante 40 años a pensión, tendrá una pensión equivalente al 75% de su salario, es decir, $3.750.000. Si el sistema que se plantea de ahorro realizado por el aportante, el capital que debe haber a su favor para poder recibir esta suma como pensión, al 6% anual, debe ser de $812.500.000. Este capital se puede hacer con el aporte de 40 años, cada uno de 52 semanas, es decir, 2.080 semanas. Como gana 5 millones por mes, entre su patrono y él ahorran mensualmente $825.000. Este dinero sumará al final de los 40 años $396.000.000. Los intereses de este dinero serán $475.200.000 aproximadamente. Sumados los intereses al capital aportado, se tendrán $871.200.000. Este dinero, colocado al 6% anual, debe alcanzar para pagar al pretendido jubilado, una pensión de $3.750.000 durante 12 meses más una prima en diciembre, quedando un remanente para asegurar el pago en el tiempo de la jubilación.
Hoy por hoy, el Estado viene pagando pensiones que no cuentan con el respaldo correspondiente en ahorro. Así las cosas, quién ha devengado salarios bajos durante su vida laboral, ciertos o no, en los últimos 10 años puede mejorar sustancialmente su pensión haciendo aportes a pensión sobre los salarios ganados en esos últimos años, ciertos o no. Así, al no haber realizado los aportes correspondientes a pensión durante toda su vida laboral, su pensión tiene que ser subsidiada por el Estado, que somos todos, y con cargo a los impuestos que se pagan. Este fenómeno es recurrente. Lo oímos en los Magistrados de las Cortes. Lo oímos de funcionarios del Estado, Congreso y otras dependencias. Se tiene en el sector privado cuando muchos incrementan sus aportes durante esos últimos 10 años y salen a disfrutar de lo que en estricto no merecen.
Pero la miopía de algunos, en este caso las centrales obreras y por ignorancia los estudiantes, no les permite columbrar lo que les sucederá al final de su vida laboral y creen, engañados, que tendrán una pensión digna y acorde a lo que en su vida laboral han creado. Dentro de unos años el Estado será incapaz de pagar esas pensiones, pues muchas se agregarán a lo que hoy se paga y el presupuesto nacional no alcanzará para esto.
Es una incongruencia no entrar a estudiar lo relacionado con las pensiones desde ahora. El Estado gasta hoy por hoy el 20% del presupuesto de la nación pagando pensiones, en parte porque se las gastaron improvidentemente y en parte pagando subsidios a quienes no ahorraron para ellas. Mañana, muy pronto, no habrá recursos para pagar las que demandarán los que hoy protestan.
Desde luego que también son miopes, exageradamente miopes, quienes creen que es bueno para el ser humano jubilarse a temprana edad, máxime cuando la posibilidad de disfrutar de una vida activa se ha venido prolongando cada vez más. A mediados del siglo anterior, 1950, la expectativa de vida era de 50 años. Hoy, esta expectativa supera los 77 años y seguirá incrementándose. Ya es común ver seres humanos, capaces y vitales, esperando la muerte sentados en el banco de un parque cuando podrían estar siendo productivos y aportando a su subsistencia y a la sociedad. Es bueno recordarles a los jóvenes de hoy, que lo único que sorprende al ser humano, es la llegada de la vejez. La vejez siempre es lejana, hasta que al mirarse al espejo se entiende que ya está aquí, en uno.
Manizales, diciembre de 2.019.
