Opinion

LAS VIOLENCIAS

Por: Cristina Otálvaro Idárraga- Abogada; Conciliadora en Derecho; Especialista en Gestión Pública, en Derecho Constitucional y Parlamentario y Derecho de Familia; Magister en Políticas Públicas.

 El país conoció en primer término la negativa que tuvo el gobierno nacional para que se diera la visita de la Corte Interamericana de Derechos Humanos – CIDH, aún así, una Comisión hizo presencia en Colombia entre el 8 y 10 de junio de 2021

De la visita pudo establecerse que el descontento que conllevó a las protestas que se dieron a partir del 28 de abril y que de manera esporádica se siguen dando, es producto de “… la profunda inequidad en la distribución de la riqueza, la pobreza, la pobreza extrema, y el acceso a derechos económicos, sociales y culturales, en particular, educación, trabajo y salud. Igualmente, los altos niveles de violencia e impunidad, así́ como la discriminación étnico-racial y de género”.

 En tan solo dos días la Comisión estableció que estos reclamos son iguales a los de años anteriores, es decir, pese al clamor de la ciudadanía no hemos avanzado en nada, o el gobierno, los congresistas y las Cortes son sordas o la ciudadanía no ha exigido como debe ser por la defensa de sus derechos. Cuando digo que no ha exigido, no me refiero a la violencia, ese no es el mecanismo para que nos escuchen y menos para lograr los cometidos, por el contrario, esto destruye más a la sociedad.

Es cierto que a través de la guerra se han logrado independencias, democracias y libertades, pero hoy en día, vemos la violencia contra quienes no son los verdaderos responsables de la situación social del país y no estoy diciendo que aceptamos la violencia, por el contrario ese no es el camino, pero se ha visto que quienes dicen defender al pueblo, han luchado en contra de quienes no tienen nada que ver con la problemática, por qué atacar a las mujeres embarazadas que se desplazan en una ambulancia y no se les permite que reciban la atención en sus partos. Por qué atacar a las personas que se desplazan a laborar, ¿por qué se obliga a parar ?

El informe contempla alrededor de ochenta veces el término de violencia y algunos piensan que es exagerado decirlo, sin embargo, en la cotidianidad podemos ver lo violentos que podemos ser.

No defendemos a la mujer o al hombre que está siendo atacado por su pareja, por sus hijos o por sus padres. Nos hacemos los sordos ante el llanto de un niño que está siendo maltratado o que está siendo utilizado para la mendicidad. Nos volvemos indiferentes ante los indígenas que son explotados con sus hijos en las calles. Estas son formas de violencias que permitimos, y que pensamos que porque no es contra nosotros no nos corresponden. Cuando nos convenzamos de que podemos desde lo poco hacer la diferencia, seguramente alcanzaremos generar cambios en la sociedad, que se vean reflejados en una comunidad más tolerante, más defensora de los suyos y menos violenta.

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