Por: José Oscar González Hernández – Abogado, expersonero de Manizales, exdiputado de Caldas, exalcalde de Pensilvania –
Una de las leyes más controvertidas aprobadas en los últimos años en el país es el nuevo Código de policía. Sin ser un estudioso del tema, creo yo, que se les fue todo el entendimiento a las autoridades que propiciaron dicho código, porque es un articulado represivo en donde toda actuación de los encargados para hacerlo cumplir, como son las autoridades de policía, sancionan con dinero, con cierre de establecimientos abiertos al público y en ninguna parte aparece la parte educativa que por Constitución Nacional deben cumplir.
Hoy los comerciantes, especialmente los propietarios de bares, cantinas y coreográficos andan con los pelos de punta. La razón es muy sencilla, los que frecuentamos el centro de la ciudad, últimamente estamos viendo en varios establecimientos de comercio un sello que dice en mayúscula SELLADO y debajo colocan que artículo de dicho código se violó.
Nos pusimos en la tarea de investigar con los propietarios y casi la única y principal razón para estos sellamientos se debe a que en una requisa de rutina del establecimiento sellado le encontraron a un ciudadano una navaja la mayoría de las veces. Se del riesgo que con una navaja lo puedan quitar la vida a otra persona, pero dentro de la ley de probabilidades, la gran mayoría de las veces esto es casi imposible. Las autoridades de policía son inflexibles y navaja decomisada, cierre por cinco días. A mi me parece una exageración, pero ellos se escudan en el código.
Los dueños de establecimientos han acudido a tomar sus precauciones. Elaboraron letreros indicándole al cliente que no puede portar armas en el establecimiento, contrataron porteros con la orden de requisar a los visitantes, yo no se que tan legal sea que un particular me requise a mi como si fuera autoridad, pusieron barreras en las puertas y asi y todo han tenido muchas dificultades con su clientela. Si esto que les cuento pasa en el centro de la ciudad, tocará investigar en las cercanías de la galería que podrá suceder.
Dicho Código, según varios propietarios de cafés dicen que envalentonó a las autoridades policiales y no cumplen con el mandato constitucional que dice que las autoridades están instituidas para proteger a los ciudadanos y uno de ellos me contó esta vivencia que da fe a lo que ellos creen. Un Viernes cualquiera en un negocio cercano a la galería había un parroquiano pasado de tragos y con ganas de armar camorra con el que le saliera. El administrador del negocio pidió la colaboración de la patrulla del sector y les contó el actuar de su cliente; el comandante le dijo que no se preocupara, que ellos esperaban que el señor armara la pelea, que inmediatamente lo conducía al calabozo y que ellos, los del café, por no haber evitado la pelea se sometían al cierre respectivo. Con semejante apoyo de las autoridades dejó a los administradores boquiabiertos. Ahí como dice el dicho popular: Estamos cagados y con el agua lejos. Habrá una autoridad que pueda escuchar las quejas de estos comerciantes que tiene los pelos de punta. Yo creo que si.
