Por: Alejandro Loaiza Salazar.
A menos de 2 meses de las elecciones por los gobiernos territoriales, el desespero de quienes necesitan protagonismo, aunado con la falta de creatividad y la necesidad de conseguir mas que simpatizantes, fanáticos defensores, los candidatos y sus campañas no dejan la odiosa costumbre de fomentar el odio entre sus adversarios.
Por su puesto que la política genera en ocasiones incontrolables pasiones que desatan reacciones de odio, esperanza y temor, y en la gran mayoría de las ocasiones, dichos sentimientos son infundados por quienes lideran los ejercicios electorales, quienes de manera irresponsable ven a sus contradictores como enemigos.
Claro que en política hay líneas rojas, y por supuesto que la crítica alrededor de las maneras de ejercer el poder genera animadversión por quienes hacen la denuncia, es obvio que ejercer la oposición despierta la incomodidad de quién detenta el poder, más aún cuando lo que resulta evidente y es un secreto a voces, es expuesto ante el ciudadano que más tarde que temprano ve la verdad ante el torpe gobernante.
Pero distinto del ejercicio de oposición, son las odiosas campañas que traspasan a la esfera de lo personal, que difunden calumnias, injurias sobre sus contrincantes, que, llevados por el desespero, la falta de inteligencia o inundados de perversidad, contagian al ingenuo elector de un odio irrazonable por quien no comparte sus colores.
A estas alturas de nuestra historia, debe existir un llamado unánime para que todas las campañas sin excepción alguna ejerzan responsabilidad con sus electores, con la democracia y con sus paisanos, pues en últimas, son los mismos coterráneos con los que se compite.
Sin olvidar y como dice el refrán “arrieros somos y en el camino nos vemos” por lo regular en un ejercicio tan poco atractivo como la política, siempre son los mismos los que la ejercen, y en algún momento se pueden compartir las mismas directrices, y en ese momento la desafortunada vergüenza y pena sale a flor de piel cuando tienen que agachar la cabeza, ante aquel por quien antes se despotricaba.
Twitter: @AlejandroLDFD
