Opinion

PETRO Y EL CONGRESO

Por: Alejandro Loaiza Salazar.

Después de la presidencia de la República y la alcaldía mayor de Bogotá, tal vez es la presidencia del Senado y de la Cámara de Representantes, las dos posiciones más importantes y visibles en el Estado Colombiano.

Algunos dirían que quedan por fuera las cabezas de los órganos de control y fiscalización o la Defensoría y la Registraduría e incluso los Magistrados de altas cortes, pero si se tiene en cuenta que las presidencias del congreso son solo por un año y aun así son rodeadas por un aura de poder tan grande, sin duda si pueden ser mucho más estratégicas que las anteriores.

Dichas presidencias se tejen desde el primer momento en que se instala el Congreso y dependen del juego de poder y los acuerdos políticos entre los partidos mayoritarios.

Son estás presidencias las que definen el éxito o no de iniciativas legislativas, son las que definen las rutas de elección de algunos de las posiciones más importantes del país, abren o despejan el camino para debates de control político o censura, en síntesis, de no ser por qué son presidencias de un año muchas veces llevadas por Congresistas sin mayor sagacidad y conocimiento, estos presidentes son tan importantes como para poner en riesgo la gobernabilidad de un Gobierno.

Pocas veces después del exceso de presidencialismo generado por la constitución del 91 se ha visto a un congreso independiente ante el gobierno nacional, lo que ha provocado que las decisiones de las mayorías oficialistas sean siempre a favor del gobierno nacional, incluso la de la composición de las mesas directivas.

Petro, en línea con su actuar pasado como alcalde de Bogotá, está perdiendo el control del poder legislativo, y en suma esto no es malo para la democracia si es que existiera una oposición estructurada y sería, pero lo que vemos es un juego de chantaje, extorsión, oferta y demanda de burocracia y contratos que entristece nuestro escenario público.

La pasada elección de las mesas directivas en el congreso, estuvo plagada desde semanas antes de rumores frente a la ruptura de los acuerdos entre partidos y la puja interna por estás posiciones, aunque en Cámara se mantuvo lo inicialmente planteado, llega un Congresistas cordobés desconocido por su tarea legislativa, y aunque sin ser novato tendrá la difícil tarea de dirigir un segundo año difícil, con un congreso más curtido y unos representantes habidos de sobresalir ya con la experiencia que dio el primer año, pero además con la coyuntura puesta en bandeja para hacer oposición, está vez no tragaran entero.

En Senado, aunque la presidencia la mantuvo el Partido Verde, quedo en manos del Senador Iván Name, el más distante del progresismo en este partido y el más cercano a las viejas prácticas políticas de todos, lo que no necesariamente implicará oposición al Gobierno, habiendo sido Angélica Lozano la candidata apoyada por palacio, será una presidencia con un enorme asterisco a la hora de acordar el apoyo a las reformas, de haber sido un presidente netamente de oposición incluso desde los ideológico hubiera sido bastante interesante, esa será una presidencia en permanente transacción.

El gobierno pierde control del congreso, y sus reformas no tienen buen futuro, este semestre será bastante menos intenso por cuenta del interés de los representantes y senadores en las elecciones territoriales, y las mayorías se sienten cada vez más frágiles, cualquier reforma de orden constitucional o estatutaria se aplicará en el mejor de los casos pasado año y medio o bien por cuenta de sus tiempos en el congreso o por la revisión constitucional, mientras tanto las reformas ordinarias serán profundamente modificadas, nadie querrá cargar con el peso de un gobierno desgastado.

En conclusión, será un difícil año para que Petro sostenga la gobernabilidad de su gobierno y las sanas relaciones con el Congreso, serán días de mucha incertidumbre.

Twitter: @AlejandroLSFD

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