EDITORIAL
El pasado jueves la Corte Constitucional declaró inexequible la reforma electoral o nuevo código electoral, por vicios de procedimiento. Lo mismo sucedió hace un mes con la Ley 2075 que mejoraba las condiciones de los concejales de municipios de 4ª, 5ª y 6ª categoría. Mencionaremos solo estos dos casos.
Una de las bondades del sistema bicameral es que un proyecto de ley tiene cuatro debates que sirven para decantar la norma y aprobarla sin errores ni vicios de procedimiento. En Colombia parece que no es así. Nuestros parlamentarios se la pasan años discutiendo, aprueban y luego llega la Corte Constitucional y tumba la Ley porque quedó mal aprobada.
Aquí no hay excusa para ninguno de los parlamentarios porque el proyecto de ley primero se debate y aprueba en la comisión constitucional permanente de cada cámara y luego en las plenarias, lo que significa que todos, absolutamente todos los congresistas en algún momento tuvieron conocimiento sobre él.
No son solo estas dos leyes, son muchas más, lo que coloca en serias dudas la capacidad legislativa de nuestros parlamentarios. No necesariamente quien llega al congreso debe ser un experto en temas de trámite legislativo, sin embargo, existen las normas como la Ley 5ª de 1992 que por lo menos deberían sacar tiempo para leerla.
Con congresistas que no leen lo que aprueban, que no se capacitan y que su trabajo parlamentario lo reemplazan por la lagartería, el licor, la rumba y los paseos, no puede existir seguridad jurídica.
El próximo 20 de julio se instala el nuevo congreso, gracias a Dios porque el actual pasó sin pena y sin gloria. Esperamos que por lo menos los parlamentarios caldenses saquen la cara por esa parrandada de ineptos que elegimos cada cuatro años.
Manizales, 24 abril 2022.
@tintiando
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