Opinion

A DENUNCIAR

EDITORIAL

Se vienen adelantando en todas las alcaldías el empalme entre las administraciones entrantes y salientes.

En muchos de los casos, los equipos de empalme de los mandatarios entrantes han adoptado la posición de organismos de control, especie de auditorías, escudriñando hasta el último rincón. Está bien. Se debe conocer con exactitud lo que se recibe.

Y, obviamente, la administración saliente, tiene que estar presta a brindar todas las explicaciones requeridas durante el proceso de empalme.

Se escucha que, en varios municipios, las comisiones de empalme han detectado irregularidades que dan mérito a investigación por parte de los organismos de control del Estado.

Nuestra legislación penal advierte que quien tenga conocimiento de un ilícito y no lo denuncié, también incurre en conducta sancionada penalmente. De ahí la obligación que tienen los equipos de empalme entrantes que encuentren irregularidades, de hacer las respectivas denuncias ante las autoridades correspondientes.

El no hacerlo, además de constituir un delito, dejará la sensación de encubrimiento y el famoso tape tape. La ciudadanía necesita claridad sobre el manejo de los recursos púbicos y estos equipos de empalme pueden brindar luces sobre ello.

No se trata de aplicar el llamado espejo retrovisor. No es retaliación, es simplemente la importancia que tiene para la ciudadanía conocer la forma como la administración saliente manejó los recursos públicos a ellos encomendados durante cuatro años.

Los equipos de empalme de las administraciones entrantes deberían publicar un informe sobre lo que encontraron y las condiciones en las que reciben los municipios con sus respectivas dependencia y organismos adscritos.

Sería un excelente servicio que le prestarían a las comunidades y arrancarían su administración con pie derecho.

Pensilvania, diciembre 08 de 2019.

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