Opinion

Soñar y creer

Por: Camilo Gaviria Gutiérrez

Hoy se conmemora en casi todo el mundo el «Día Internacional de los Trabajadores». Trabajar, una acción singular que expresa una dimensión esencial humana y nuestro ser más social. Este día rememora la reivindicación de sus derechos.

Como trabajador tuve la fortuna de haber recibido el ejemplo de mi familia, personas incansables en su labor. Por mi padre Fortunato Gaviria pude observar el ejercicio público hecho con respeto y responsabilidad y sentir la honorabilidad que significaba ser un servidor del Estado. De mi madre Adriana Gutiérrez aprendí el coraje y la determinación y, sobre todo, el compromiso por el trabajo hacia la región y el país; la vocación que se requiere para poder hacerlo. Ambos me enseñaron cómo hacer empresa y emprendimiento; yo mismo me considero una persona incansable.

Como trabajador, el campo y la industria marcaron mi vida desde niño, por eso soy ingeniero Agroindustrial. Inicié mi profesión como practicante en una de las compañías más grandes de alimentos del país hasta convertirme en su vicepresidente. Como miembro de una empresa Caldense del sector agroindustrial, puedo decir con orgullo que nos comprometimos en su misión a hacer de nuestro campo el mejor lugar para vivir, estudiar y trabajar por una razón muy sencilla: Caldas lo tiene todo.

Quiero como un trabajador más, poner mi hoja de vida a consideración de todo este gran departamento. El trabajo de un servidor público no sirve de nada hoy en día si en esencia no recupera la confianza del ciudadano. La corrupción y el clientelismo no sólo socava los derechos de todos, si no que traiciona también las bases del mismo ejercicio político, entre otros, el bienestar social, el desarrollo de los territorios y las garantías constitucionales.

Recuperar el orgullo de ser campesino, mejorar las condiciones de trabajo en el campo y hacerlo sostenible son sueños que tengo trazados. Recuperar la confianza en las instituciones también, porque creo en la importancia de vivir con pasión y positivismo, pero, sobre todo, creo en la honestidad que todo hombre merece para consigo mismo y los demás. Creo en el trabajo en equipo, creo en el consenso y la voz de la ciudadanía.

El trabajo es el motor de la sociedad y debe servir para mejorar material y moralmente la vida humana. El amor por nuestro territorio resulta esencial porque la identidad, los lazos de familia, amistad y cualquiera de nuestras prácticas cotidianas se inscriben en escenarios concretos. Creer y soñar son indispensables a la hora de hacer política.  La generación de empleo digno, un crecimiento económico que beneficie a todos los sectores y el diálogo social son reivindicaciones que se conmemoran hoy, pero están vigentes día a día en la vida de todos y cada uno, especialmente y con gran responsabilidad, en la dirigencia política y empresarial.

Manizales, 1 de mayo de 2019.

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