EDITORIAL
11 noviembre 2018
Pasados los cien primeros días del gobierno del Presidente Iván Duque, va quedando en claro que quienes pretendían hacer campaña para las próximas elecciones de autoridades locales del 27 de octubre de 2019 sobre la base de burocracia regional o mermelada, se pueden ir bajando de esa nube.
Los dirigentes políticos que tienen poder local, alcaldías y gobernaciones, y que hayan administrado bien, serán los grandes ganadores. Se atrincherarán en sus feudos electorales para elegir los sucesores de los actuales mandatarios y conservar el poder electoral representado en votos.
Sin embargo, todo no será color de rosa. La multiplicidad de opciones electorales, léase candidatos y partidos, atomizarán aún más la votación obligando a la fórmula de coaliciones y acuerdos políticos entre diferentes colectividades o sectores de opinión.
Desde el pasado 27 de octubre entramos en la recta final de la lucha electoral para las elecciones del 27 de octubre de 2019.
En todo el país, y en el caso concreto del departamento de Caldas y la mayoría de sus municipios, por no decir todos, es muy poco probable que un solo Partido sea capaz de elegir gobernador y alcaldes.
Las coaliciones del actual Gobernador, Guido Echeverri, y del alcalde de Manizales, Octavio Cardona, aspiran a mantener esas posiciones. Sin embargo, deben hacer un alto en el camino para revisar esos acuerdos políticos y hacer los ajustes necesarios para la etapa que se avecina. Si quieren conservar ese poder local, deben dar participación a otros actores para fortalecerse y mirando las nuevas realidades políticas. A sus antiguos socios ya les han pagado el favor electoral del 2015 con burocracia y contratos durante estos casi tres años.
Soplan vientos de cambio y si estos partidos tradicionales y coaliciones no cambian, los cambian; y los dirigentes políticos que quieran sobrevivir deben cumplir con dos condiciones; tener poder local y haber administrado bien.