Opinion

INCERTIDUMBRE

EDITORIAL

El deterioro de las relaciones entre el Presidente de la República, Gustavo Petro y el Congreso, se ha acentuado en las últimas semanas.

Estos enfrentamientos entre el ejecutivo y el legislativo son repetitivos y constantes, están deteriorando y minando la confianza de los colombianos en sus instituciones democráticas.

Muchos congresistas, especialmente quienes llevan varios períodos y pertenecen a los partidos tradicionales, acostumbrados a las dádivas del gobierno de turno a través de burocracia, contratos y cupos indicativos, no se resignan a que sean otros los que ahora disfruten de las mieles del poder y por ello con sus posiciones radicales tratan de doblegar al Presidente Petro.

Recordamos aquí al presidente del Senado, el tradicional cacique conservador, senador desde 1991, Efraín Cepeda, quien con toda arrogancia durante el Congreso Empresarial Colombiano de la Andi, el 6 de septiembre en Medellín, antes de que el Gobierno Nacional presentará a consideración el monto del presupuesto general de la nación para el 2025, con toda la arrogancia y prepotencia afirmó que tenía los votos necesarios para bloquearlo, y así fue.

Empezando su gobierno, Petro logró conformar una coalición legislativa con los partidos tradicionales que le permitió tener mayorías absolutas tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, logrando sacar adelante un proyecto de reforma tributaria. Seguramente fue un cariñito de los congresistas hacia el gobierno nacional esperando retribuciones por ello, y al ver que no llegaban, esta coalición se fue desintegrando hundiendo cuanta iniciativa presidencial se presentaba como las de salud y educación.

El gobierno espera que en lo que resta de su mandato se aprueben las reformas laboral, a la justicia, los servicios públicos y la minería, lo que es muy poco probable por la feroz oposición, ahora fortalecida por la campaña preelectoral que quiere aprovechar el desgaste lógico de más de dos años de Petro en el poder.

Estos enfrentamientos entre el Presidente y el Congreso de la República, especialmente por la posición intransigente de muchos congresistas, tienen sumido al país en la incertidumbre. Nadie se atreve a vaticinar lo que sucederá en los próximos meses. Solo queda confiar en que sean conscientes de la responsabilidad histórica que tienen ambos bandos y que en sus manos está el futuro próximo del país.

Manizales, octubre 13 de 2024.

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