EDITORIAL
Todo ciudadano desprevenido corre alto riesgo por estos días de ser llamado a conformar una lista a concejo municipal o asamblea departamental para las elecciones del próximo 29 de octubre.
En su afán, los 35 partidos y movimientos políticos con personería jurídica y por ende con la facultad para otorgar avales, se encuentran desesperados completando sus listas.
No les importa que quien figure en ellas no tenga conocimiento del sector público, ni que tenga reconocimiento alguno, o que sea persona con cuestionamientos éticos y/o morales, lo importante es que preste su nombre para acabar de llenar las listas.
Son muchos los rellenos, especialmente cuando se trata de la cuota de género femenino, o sea el 30 %. Allí veremos a muchas empleadas del servicio, amantes y desempleadas quienes serán utilizadas por sus patrones.
Solo para tener una idea. Si los 35 partidos con Personería Jurídica inscribieran lista completa para la asamblea en el departamento de Caldas, serían 490 aspirantes. En el caso de los 27 concejos municipales, tendríamos 12.285 candidatos, y alrededor de 108 postulados para alcaldes. Una barbaridad.
Obviamente esta es la democracia participativa en la que todos tenemos el derecho constitucional a elegir y ser elegido, sin embargo, el exceso de candidatos no deja de ser una recocha.
A los dirigentes políticos lo único que les importa de una persona que se postule como candidato, es el número de votos que le pueda arrastrar. De resto, no les interesa si tienen preparación para el cargo al que aspiran o si serán capaces de desempeñarse como la Ley lo ordena.
El primer acto de irresponsabilidad, deshonestidad y engaño que los políticos tienen con sus comunidades, es postular candidatos incapaces.
Con el ejercicio del voto, los pueblos pueden castigar a los dirigentes inescrupulosos e irresponsables, no votando por los candidatos que carezcan de idoneidad para desempeñarse en los cargos para los cuales se postulan.
Manizales, julio 16 de 2023.
