Opinion

¡Lo que mal comienza mal termina!

Por: Mario Arias Gómez.

Con asco, fastidio. repugnancia, inmensos, retomo el hilo referido a los desaguisados del bullicioso, crecido, desmedido, desatinado indeseable, mediocre, parcializado, psicótico, soberbio, vergonzante Fiscal Barbosa, en plena campaña política, quien sin sonrojarse, mutó sus funciones para convertirse el muy cazurro narciso -megáfono en mano- en el impensado, mediático, taimado opositor del Gobierno; abusivo, histriónico saltimbanqui, que en su afán de posicionarse, visibilizarse como el gran contrahombre del petrismo, se ha dedicado a controvertirlo, sin que nadie lo ronde.

Consumado show que esta semana llegó a límites insospechados, por  esta locuaz zorra que se ufana de exhibir “la mayor formación personal entre los pares de mi generación”, que simula ejecutar la mejor Fiscalía de la historia. Escándalo armado por al hurto (privado) del que fue objeto la competente (ella sí) funcionaria, mano derecha del presidente Petro, sin que, exhibición idéntica, haya ocurrido respecto de los 500 mil millones de pesos robados de los recursos públicos destinados a la implementación de los acuerdos de paz (Ocad-Paz), por allegados a su rosca afín, de consuno con sus pariguales, Iván Duque y Felipillo  Córdoba -bipolares cabezas del cartel-, que operaban a través de subalternos de entera confianza, Juan Carlos Gualdrón, contralor delegado para el posconflicto y Aníbal Quiroz, contralor delegado de la Unidad de Regalías,  promovidos por Felipillo para reelegirse en cuerpo ajeno. Manipulación sin investigarse.

Cobraban -según lo denunciado- entre 5 % y 12 % de ‘Peaje’ (coimas) del valor del proyecto, previo al visto bueno. Entre junio y diciembre de 2021, fueron 355 los proyectos contabilizados, avalados -yo con yo- por Iván Duque, que les “adelantó la bobadita de 4.4 billones del presupuesto de regalías de los municipios PDET, para los próximos 10 años; feria de corrupción de la que el Fiscal guarda absoluto, sepulcral silencio cómplice, como de sus derivas destapadas por El Espectador, representadas por las faraónicas ‘chocitas de oro’, descubiertas en Pereira, propiedad de la ‘Viuda negra’ -amanuense de Felipillo-, como la del socio de la trinca, Luis Alberto Rodríguez Ospino, en Valledupar, corrupto  instrumentalizado por Marta Lucía Ramírez, hechuras todos del hemipléjico moral, la citada medianía, Iván Duque.

Promovidos, sin mérito profesional alguno, según capricho del soberbio, pusilánime compañero de pupitre en la Universidad Católica, que entronizó a estos ‘roedores’ cuyas consecuencias del robo, padecen hoy la frustrada paz, los colombianos. Ratas que, como él, inverosímilmente, se hizo a dedo a la presidencia, por sumiso, obediente y por cálculo del nominador que nunca da puntada sin dedal.

Arquetipos, espejos todos de impreparación, inexperiencia, inmadurez, los que, parodiando al autócrata francés Luis XIV, monarca del siglo XVII, se autoproclamaron: “la Fiscalía soy yo”, “el Estado soy yo”, “la Contraloría soy yo”, respectivamente.

Agresivos, cobardes, chabacanos, descalificados, mediocres depredadores, repulsivos factótums, de acomodaticia, corrediza moral, sin una pizca de autocrítica, integridad, lealtad, responsabilidad histórica. Asfixiantes, disparatados, erráticos, hipócritas, impróvidos, inescrupulosos, laxos, recusados, ruines travestis, que convirtieron las entidades, en fétidas cloacas.

En ‘agujeros negros’ que absorbieron la moral, la ética administrativa; las buenas costumbres, maneras; la caballerosidad, la decencia, la excelencia, la meritocracia, el señorío; ejercicio en que primó el amiguismo, el trasnochado relativismo: “negación de la existencia de las verdades absolutas, influenciado por la historia y otras ideas preconcebidas”.

Fiscal, autor de esta perla: “Yo no tengo antecedentes criminales. Nadie me ha indultado… si hacemos un debate de decencia, estoy seguro de que yo no pierdo contra Gustavo Petro”. Disparo con regadera, equiparable con la Cabal que le grita “guerrillero, para descalificar su presencia en la ‘Casa de Nari’, deshonrada, mancillada por el innombrable, al convertirla en sala de recibo -vía el sótano- de la avanzada de ‘don Berna’.

Resulta jocoso que su muy maniqueo correveidile, se haya autonombrado adalid de la independencia de las cortes, de la Fiscalía que se encargó de desconocer, desacreditar, atreviéndose en el colmo de la desfachatez, a dictar lecciones sobre tal materia, cuando su mandato se ha distinguido por desconocer, irrespetar la administración de justicia, endilgarle -como esta semana- falacias al Gobierno, como lo hizo -en un acto de traición a la patria- en la República Dominicana, donde sostuvo que el presidente Petro pretendía santificar, legalizar la cadena del narcotráfico.

Olvidó, cómo sus incondicionales fiscales, han permanecido dedicados a enmendarle la plana a los jueces -hasta la propia CSJ-, en su tarea de defender a sus amigotes -perro, pericote y gato- por orden del común mentor, y a intimidar, perseguir a quienes se apartan de sus consignas, mediante recurrentes aperturas de investigaciones disciplinarias y penales: Ver links: https://elargumento.com/2023/05/15/un-fiscal-escollo/ y https://elargumento.com/2023/05/20/putrefacto-trueque/

Falta de resultados, ejemplificada con el emblemático caso reseñado al principio, al que agrego la pérdida de 4000 vehículos y 1500 predios de narcotraficantes, delatados por el director de la sociedad de activos especiales; la exportación a España de las vacas cargadas con coca. Sistemática política que extrañamente invisibiliza las imputaciones de los cercanos al poder del que fue su apéndice.

En el actual ingenuo, lamentable, magnificado escándalo de la eficiente Jefa de Gabinete, Laura Sarabia, acusada exactamente de lo mismo en que el propio Fiscal está incurso, relacionado con el descarado, inadecuado, irregular uso y abuso de los bienes del Estado, materializado en su probado caso del rememorado paseo, con los suyos a San Andrés, en plena pandemia -justificado en que “soy muy buen padre”, o  el caso de las mascotas “que son parte de mí familia”-, puestas al cuidado de los escoltas -no por una niñera particular, paga por la perseguida funcionaria-, encargados -aquellos- de sacar a pasear los perros en vehículos blindados al servicio de la Fiscalía.

Extralimitación que incluyó -también- a las auxiliares de la cafetería; Dora Priscila Muñoz y Sara Inés Segura, recogidas en vehículos ídem, para que prestaran servicios domésticos, en jornadas -según lo declararon-, que muchas veces arrancaban a las 4:30 a. m. hasta las 9 p.m.,  presuntamente acalladas, so pena de ser destituidas; ‘trabajo’ disfrazado de trasteo que duró más “que el propio éxodo de Egipto” como se dijo, replicado por el inescrupuloso semidios, con el siguiente importaculismo: “SÍ, ¿Y QUÉ?”

Señalamientos extendidos al inexplicable, misterioso retiro por Walfa Téllez (esposa), de cinco maletas y dos máscaras venecianas, en las horas de la noche (9 p.m.), el 8 de septiembre/2021, recogidas de un piso sellado, arrendado por la Fiscalía, destinado a la Subdirección de Bienes, en el que se resguardaban enseres incautados a la mafia del narcotráfico o abandonados, a cargo de la Dirección de Protección de los mismos.

Oscuridad amplificada con la congelada denuncia en su propio despacho, contra la susodicha esposa; imputación referida al contrato de asesoría por $190 millones, suscrito (estando inhabilitada) con la fundación Ríos Sostenible, luego que en cumplimiento de su función de control fiscal, como delegada de la Contraloría para el medio ambiente, le había hecho a la empresa contratante Ptar Salitre Canoas, encargada de la descontaminación del río Bogotá, 17 hallazgos y estructurado un plan para superar las irregularidades.

Delegatura ambiental, resultas del doloso, recíproco, inescrupuloso intercambio burocrático con el Contralor (Felipillo), “sin que el mañoso Fiscal-esposo se declarara impedido, esperando salir de comisión para encargar a la subalterna vicefiscal, Martha Mancera, quien corrió ‘coincidentemente’ a asignar el caso al direccionado fiscal, Javier Cárdenas, el mismo predispuesto para precluir -contra evidencia- el proceso contra el innombrable, recurrente giroscopio al que se le refundió -hasta ahora- la aquietada denuncia.

Recuento que, como cereza sobre el pastel, culmina con la pregunta -sin respuesta- del presidente Petro al mediático Fiscal si: ¿Conocía de antemano la Fiscalía la lista de la organización a la que pertenecía el Ñeñe Hernández y que contenía los nombres de 200 futuros asesinados y no hizo nada para prevenir los asesinatos?, que le enrostró nuevamente ayer el Presidente. Mudez total.

Síntesis de las afrentas que han caracterizado la avinagrada conducta, soportes de la autoridad moral con la que ‘el mejor Fiscal del mundo’, atiende el cúmulo de fundadas sindicaciones que acosan a esta blindada, cómplice, despreciable, frenética, odiosa, permisiva, repudiada, revanchista hiena, causante del berrinche, de los escupitajos lanzados al Presidente -que de paso le resbalan-.

Horroroso recuento que busca abrirle los ojos, despertar, sacudir a los anestesiados, adormecidos, escépticos colombianos de bien, frente a este analfabeto, anónimo, minúsculo, desbordado, pérfido ‘consigliere’; liliputiense sabandija que se cree un ser superior,  en mora de un clamoroso, merecido castigo. Casandra que se dice poseer el don del pronóstico, la telepatía.

Bogotá, D.C., 03 de junio de 2023.

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