Opinion

¡Condénalos, oh Dios!

Por: Mario Arias Gómez

26 septiembre 2018

“Escucha mis súplicas, rey mío y Dios mío, porque a ti elevo mi plegaria” -Salmo 5:1-12. Veredicto encaminado a los neopoderosos trepadores, ´Fincho’ Cepeda y Hernán Andrade, desacreditados y desleales ‘dirigentes’ de ficción, que empujaron al glorioso y sempiterno Partido Conservador, a ser vagón de cola -que no locomotora-, cargado de pedruscos como en los tiempos de las máquinas a vapor, contrapeso que ayudaba a detener el tren, simbólicas piedras trasmutadas en impensadas lápidas de desprestigio, que estancaron, digo mejor, diluyeron la autoridad e influencia del partido. ‘Perrera’ que aún antes de que el ferrocarril se pusiera en marcha, los pasajeros ya estaban tragando humo. Inhabilitados maquinistas, que deben ralentizarse, antes que terminen -bajo su dirección- por descarrilar, al deshecho y golpeado conservatismo.

Lastre representado por la procaz coartada que ambos le tendieron a Santos, al que como mercantes exprimieron, mediante el amoral y venenoso principio: “Te doy para que me des”, forzando cuotas burocráticas y multimillonarios cupos de mermelada, dispensados por su gobierno, urgido de apoyo legislativo. Rabo de paja que dejó mudo a Cepeda, frente al destape hecho por la Dirección Administrativa del Senado, que acreditó un 52 % de más, en los contratos por prestación de servicios -686 frente a 301 personas necesitadas- que representó $4.100 millones, dilapidados en su opaca presidencia del Senado, dignidad negociada por la Dirección del Partido, con el solapado, Andrade. Forma de corrupción, hipócritamente censurada, pero a los demás.

Despilfarro que me releva de ahondar en otros libertinajes, que ofreció corregir, mientras subrepticiamente buscaba prorrogarlos, al presionar la adhesión del Directorio, a Vargas Lleras, sin consultar a las bases, tras las migajas con él pactadas. Derrotado, corrió tardíamente a sumarse, sin pudor, al candidato triunfante, después de haber denigrado de Martha Lucía, del frívolo mentor, al que el muy camaleónico, extravagante bufón, propone hoy como jefe único.

“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Parábola que este engañado prójimo, pasó por alto, razón de la humana, inadvertida, inesperada y brutal metida de pata, que me llevó a considerarlo, equivocada, ingenuamente, como adalid de cambio, quien resultó no ser más que un insaciable farsante, que intentó engatusar al pueblo caldense -siempre superior-, que lo repelió, afortunadamente. Bandera que, para vergüenza, enarbolé, lo digo sin ambages, por lo que pido disculpas.

Tragicomedia que evidencia su don de ubicuidad; capacidad de adaptación y supervivencia política, mutación equivalente a la de ciertas especies animales, estudiadas por Darwin, y que Alphonse Karr, resumió así: “Todo hombre tiene tres variedades de carácter: el que realmente tiene; el que aparenta y el que cree tener”. Con Andrade, conformó una aborrecible jauría, que escamoteó el pasado de grandeza del conservatismo, llevado de tumbo en tumbo. La brevedad que exige la columna, dejo para desenmascarar luego, a este socio rapaz, que se lucró del desfalco a Cajanal.

Denostado partido, cobijado por la politiquería, la inmoralidad, del que los precitados, afanados solo por la contratación, puestos y sinecuras, se apoderaron, desdibujando, deslustrando su histórico legado, su razón de ser, los que sin querer queriendo, instituyeron la apocalíptica cultura de la ilegalidad, del CVY, causa del imparable éxodo de las bases, de la desaparición de su vocación de poder, de defensor de los sin voz, de los valores familiares, de la decencia, de vocero de las reivindicaciones sociales, gnosis de su falta de credibilidad, integridad, cooptado por estos sinvergüenzas, sin coherencia ideológica, que en época preelectoral, lo convirtieron en agencia de avales subastados al mejor postor.

Verdad de Perogrullo, que llevó a Omar Yepes -consiente que su partido va de culos ‘pal-estanco’- a plantear: “Organizarlo es de extrema urgencia, lo cual debe ser un propósito nacional. Regionalmente debe intentarse, pero hace falta peso, seriedad, voluntad de la jerarquía nacional. Hay que modificar los estatutos, escoger una directiva respetable, que sea oída por el gobierno, la sociedad y, ante todo, sembrar cuadros y copar toda la geografía, de modo que la colectividad se sienta, se informe, estudie los problemas, y en una comunicación bidireccional, contribuya al engrandecimiento patrio”. “Los gritos, la intrepidez y la patanería de las minorías, han terminado por imponerse a unas mayorías abúlicas, cobardonas, que se han dejado imponer criterios y atropellar sus derechos”.

Ingente tarea, que espera que su renovado y desprendido liderazgo, remoce la ideología, extrañe a los ‘mercenarios del templo’; convoque a la juventud y estudiantes, a la clase obrera y sectores populares, a objeto de reverdecer la enseña del papa Francisco.

Bogotá, D. C. 26 de septiembre de 2018

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