Opinion

CUANDO EL ESPECTÁCULO FUE REEEMPLAZADO POR EL NEGOCIO

03 julio 2018

Desde hace mucho tiempo el fútbol de convirtió en un negocio en el que se mueven exorbitantes sumas de dinero en transferencias de jugadores, publicidad, apuestas, sobornos, organización de campeonatos, franquicias, derechos de televisión, etc.

Todos recordamos hace dos años el escándalo de sobornos que llevó a dirigentes de la FIFA a la cárcel.

Sin temor a equivocarme, estoy seguro que en un mundial de fútbol hay muchos intereses económicos de por medio.

Por ejemplo, los arbitrajes protegen al local para que no sea eliminado en las dos primeras rondas y los anfitriones mantengan el interés en el evento.

Los árbitros no son ajenos a estos manejos. La FIFA son sus patrones y ellos tienen qué hacer lo que les pidan.

De ahí que no son de extrañar las actuaciones dudosas de muchos árbitros sin recibir sanción alguna.

Por ejemplo, qué pasó con el árbitro español del partido Brasil-Colombia del mundial de hace cuatro años ? Nada. Sigue pitando.

Colombia todavía no pertenece a las grandes ligas del fútbol mundial. Para la FIFA es mucho más rentable que una selección como la inglesa o la brasilera sigan en competencia. La única forma de pasar esa barrera es con fútbol contundente que no admita ninguna discusión y que su superioridad sea tan evidente que los intereses económicos no sean capaces de sacarnos.

Lo hecho por Colombia en Brasil 2014 y Rusia 2018 ha sido heroico ante tantos intereses en contra.

Es triste, es la realidad.

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