Por: José Oscar González Hernández – Abogado, expersonero de Manizales, exdiputado de Caldas, exalcalde de Pensilvania –
Ha pasado otra jornada electoral en nuestro país. Obviamente los elegidos brincan de la felicidad y los perdedores sólo se escucha el crujir de dientes. Para quienes hemos participado como candidatos en jornada electoral esas horas de las cuatro de la tarde hasta las siete de la noche y en épocas pasadas los escrutinios departamentales sólo se hacían a los ocho días siguientes de la elección era unas horas muy difíciles en donde escaseaba el sueño y las ganas de comer. Mientras salía el resultado final lo vivido es una pesadilla sin fin.
Mirando los resultados electorales de varios municipios del departamento van dejando unas enseñanzas que nos indica que en campaña no todo lo que brilla es oro y que por fuerza de la realidad a los dirigentes y candidatos les va tocar cambiar la forma de hacer política. Al azar miré los resultados de La Dorada y específicamente los del representante electo. Miré el histórico cuando ganó la alcaldía y me encuentro que allí sacó 15.725 votos en un triunfo nítido y contundente frente al segundo a quien le ganó por más de 5.000 votos.
Esto es una información marginal. En su ciudad el Representante sacó 5.583 votos y lo traigo a colación porque en el cierre de campaña pude ver por Facebook un apoteósico cierre en donde los más pesimistas le auguraban unos 10.000 votos según lo visto en la plaza pública. Ya viendo este hecho me dio por mirar el resultado del partido de la U en la misma ciudad y el señor Lizcano sólo apareció con 2.185 y aquí mi sorpresa fue mayor. No olvidemos que uno de los últimos actos de campaña nos presentó fotografías en donde aparecía tanta gente que aparecían hasta el Director de la Territorial de Salud y empleados del hospital San Félix de la ciudad y auguraba un guarismo mucho más alto del registrado.
Quise traer lo anterior a colación porque en mi pueblo en estas elecciones hay una organización política que nos tenía acostumbrado que en ese día su grupo juvenil desfilaba en el pueblo recitando sus consignas y trabajando en un gran número, que además era un trabajo para el futuro. En estas elecciones no desfilaron y al preguntarle a sus dirigentes nos respondieron que ya se había cambiado de estrategia y ahora usaron fue la visita personal a todos sus simpatizantes para comprometerlos para el voto y a mi modo de ver les dio resultado porque casi duplicaron su votación.
Para rematar el cuento me dicen que en La Dorada los amigos del Doctor Yepes hicieron dos reuniones tan apoteósicas en asistencia las dos que creían que pasarían de los mil votos y sólo llegaron a 400.
Será que hay que explorar otras formas de hacer proselitismo o será mejor aceitar la maquinaria reeleccionista?.