Por: Grigori.
Desde hace varios años el otrora glorioso Partido Conservador en el departamento de Caldas, ha venido en decadencia. De ese glorioso partido, valga la redundancia, de Aquilino y Silvio Villegas, de Gilberto Álzate Avendaño y de Fernando Londoño, entre otros, queda poco.
Liderazgos débiles, clientelismo, politiquería y la falta de grandeza de su dirigencia, terminaron por sumir a la colectividad de Caro y Ospina en la más grave crisis de la que se tenga noticia en Caldas.
Y cuando creíamos que nuestra capacidad de asombro ya estaba copada, llega a Manizales el candidato presidencial por el Partido Cambio Radical, de extracción liberal, Germán Vargas Lleras, para anunciar que su gerente de campaña sería el senador conservador caldense Luis Emilio Sierra Grajales.
Sierra, quien se encontraba plácidamente disfrutando de sol, arena y mar en la costa norte colombiana, sin un ápice de vergüenza asintió diciendo que buscaría la autorización de las directivas de su Partido.
Claro está que su actitud no es de extrañar. Este Senador Caldense siempre se ha creído de clase goda superior, se ha sentido que está por encima de los otros godos a quienes mira con desdén y arrogancia. Nunca quiso mezclarse con los conservadores de ahí que aún siga autodenominando a su grupo como “Salvación Nacional”, un partido político extinguido hace ya más de una década.
Luis Emilio siempre ha estado distante del pueblo y de sus electores a quienes ni el teléfono se los respondía y se les desaparecía por largo tiempo. Tenían que esperar la temporada taurina anual de Manizales para observarlos desde lo lejos en su cómoda barrera de la plaza de toros.
Construyó su organización política sobre las bases de la burocracia y el llamado blancaje de Manizales. Desarrolló toda su actividad en la capital caldense para no ensuciar sus finas zapatillas con el barro de las maltrechas vías caldenses visitando la provincia.
El 70 por ciento de su caudal electoral estaba en Manizales y de ellos, el 80% pertenecía a la clase media alta hacia arriba hasta llegar a estratos 20 y 30, según ellos. Más por fuerza de las circunstancias que del deseo, tuvo mayorías electorales en alguna época en Viterbo, Aguadas y La Merced cuando los jefes políticos de esos municipios abandonaron las huestes del exsenador Omar Yepes Alzate y a regañadientes se vio obligado a aceptarlos en su organización política.
Ahora el encopetado nuevo directivo de Cambo Radical, lucirá el logo-símbolo de colores rojo y azul de ese Partido, lo que significa que es la cuota inicial de su abandono definitivo al Partido Conservador con el que bajo su cobijo tantas glorias saboreó.
No es por demás que el doctor Germán Vargas Lleras tenga bien activadas sus antenas porque cuando adhesiones como la del Senador Conservador Luis Emilio Sierra se dan, son por cálculo más no por convicción.
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