Por: Mario Arias Gómez.
El próximo 13 de abril, conforme al calendario electoral ecuatoriano, se efectuará el ballotage derivado de la primera vuelta llevada a cabo el pasado nueve de febrero, en medio del recrudecimiento de la inocultable crisis de seguridad que abarcó casi toda la agenda nacional, los altos niveles de desempleo, sicariato político, criminal violencia, energética con apagones hasta de 12 horas diarias.
Proceso eleccionario que se llevó a cabo luego de corridos 14 de los 18 meses del atípico, breve mandato del administrador, empresario y político ecuatoriano-estadounidense, Daniel Roy Gilchrist Noboa Azín (1987) 37 años, el más joven presidente de la historia del Ecuador, electo para completar el período que se extendía hasta el 2025, luego que el banquero Guillermo Lasso, recortó su mandato tras invocar la ‘muerte cruzada’, mecanismo constitucional que conlleva la disolución del Parlamento, en este caso de mayoría opositora, y el llamamiento a elecciones anticipadas, que concluyeron con el triunfo de Noboa, cuyo período inició el 23 de noviembre de 2023 para concluir el 24 de mayo próximo.
Recuerdo que el voto en Ecuador es obligatorio para los ciudadanos entre 18 y 65 años. Los empadronados habilitados para votar sumaron 13’736.314 millones, de los cuales, 456.487 se inscribieron en el exterior.
Con el 83 % de participación y al 99,84% de las actas válidas, de un total de 41.544 el resultado -extraordinariamente reñido- de la primera vuelta, porcentualmente fue de menos de un punto. (Actualización 14/2/2025-15:33): Daniel Noboa 4’522.100 (44.16 %) de Acción Democrática Nacional (ADN); la repitente (elecciones de 2023) Luisa González (47 años) 4’503.882 (43.99%), Revolución Ciudadana (RC) estrechamente vinculada al impresentable expresidente (2007-2017) Rafael Correa, prófugo de la justicia, condenado por corrupción, con circular de Interpol, que vive un magnate en Bruselas (Bélgica), con la plata robada al erario ecuatoriano, desde donde continúa polarizado al país, dictando cartilla a sus tuteladas bases que lo añoran, endosadas -junto al descrédito- a la precitada escudera.
El tercer y cuarto puesto los ocuparon Leónidas Iza (Pachakutik) y Andrea González (Sociedad Patriótica), que con la docena de candidatos restantes, no llegan ni siquiera al 1% de los votos válidos (1,1 millones aproximados). Votos nulos 763.797 (6,80 %), en blanco 242.739 (2,16 %), 8,96 % del total de votos registrados.
Noboa proyecta una imagen de cambio, fresca, maciza, vigorosa, aunque un juicio justo, certero, objetivo, ponderado de su corta gestión, es tarea bien difícil -por no decir imposible- que reclama -según sus seguidores- más tiempo para encarar los graves, gravísimos problemas del país.
Electorado que deberá decidir entre su continuidad o contención; entre el retorno con González del putrefacto, repudiado correísmo prochavista (para el olvido), o la continuidad de la mano dura que tiene al ejército en las calles, las cárceles, luchando -con la ayuda estadounidense- contra la enraizada narcopolítica.
La Asamblea Nacional constituida por 151 legisladores, más cinco miembros del Parlamento Andino, es la resultante del llamado método Webster, retomado en la última reforma (2020) al Código de la Democracia; normatividad aplicada en las elecciones legislativas de 2021 y 2023; apelativo tomado de su creativo, Daniel Webster, abogado, legislador de New Hampshire, exsenador de Massachusetts (1850), fundamental para preservar la proporcionalidad del voto con arreglo a la magnitud poblacional como a la cantidad de votos obtenidos.
“El método plantea que, a partir de la totalización de los votos se proceda a calcular los cocientes sucesivos de las diferentes listas presentadas en la elección. Para determinarlo, el número total de votos válidos sería divido por el número de escaños a asignar, partiendo la secuencia desde 0. Lo cual quedaría secuenciado en número impares, ordenando de mayor a menor los cocientes hasta agotar los escaños a repartir. Método posteriormente modificado que partiría del número 1 la secuencia de asignaciones de curules”.
Ninguno de los partidos alcanzó la mayoría (76 escaños) de la Asamblea. Su composición es casi bipartidista: RC 67 curules; ADN 66, que la completa las 18 curules (claves para el triunfo) de: Pachakutik 9; Partido Social Cristiano 5; Movimientos locales 2; Construye 1; alianza entre Unidad Popular, PID y Partido Socialista 1. Los votos nulos y blancos 19,06 % (9,26 % y 9,8 % respectivamente).
Con el debilitado correísmo -nada deseable, ni descartable- se fortalecerían las organizaciones criminales y la delincuencia común, entronizadas a lado y lado de la porosa frontera con Colombia, ahondándose la dinámica delictiva en el abandonado, ingobernable sur colombiano, en el que, debido al desgobierno del caótico presidente Petro, desaparecieron: la autoridad, el estado de derecho.
La probada política de “mano dura” contra el crimen organizado, concebida por el corajudo, pragmático, solvente presidente Noboa, en enero de 2024, como medida de salvataje, de supervivencia del país contra los facinerosos que se habían tomado un canal de televisión en Guayaquil. Decisión complementada con la convocatoria de un referendo -que ganó el gobierno- que lo invistió de facultades extraordinarias, permitiéndole declarar el estado de excepción, elevar el IVA, imponer un impuesto de guerra, a efecto de financiar el rearme de las Fuerzas Armadas, el “Plan Fénix” y “Malta” -cofinanciados por Estados Unidos- lo que posibilitó recuperar el control de las cárceles, enfrentar el crimen organizado, debiendo relegar algunas garantías jurídicas y diplomáticas para irrumpir en la Embajada mexicana, tras la captura de Jorge Glass, exvicepresidente de Correa, sentenciado igualmente por corrupción.
Audacia que desató las fútiles críticas de las raposas jurídicas, por haber supuestamente excedido la autoridad presidencial, amenazando el Estado de derecho; invectivas contrarrestadas por el aplauso de los ecuatorianos de bien, impactados positivamente, en el entendido que “para hacer tortillas hay que romper algunos huevos”, es decir, que para recuperar la autoridad, el orden, se hace necesario salirse del molde, romper algunas reglas, lo cual lo hicieron a Noboa merecedor del aplauso, el apoyo para que continúe en el Palacio de Corondolet.
En el Ecuador no es poco lo que está en juego. María Corina Machado, atenta a las pulsiones regionales, ante la posibilidad de que el castrochavismo se tome al país a través del correísmo, ruega -sin titubeos- “votar por Noboa”, la única -qué duda cabe- alternativa para vencerlo: «Hay momentos cuando los pueblos tienen la oportunidad de decidir entre dos caminos que marcarán sus vidas”.
“Ecuador enfrenta uno de ellos. Pido de corazón que vean -con los ojos bien abiertos- el daño que Maduro le ha causado a millones de compatriotas que han tenido que emigrar, acogidos por el mundo con tanta generosidad, solidaridad. Escúchenlos».
Bogotá, D. C., 15 de febrero de 2025
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