Por: Juan Esteban Gallego Mendieta – Estudiante de Derecho.
Insólito lo que ocurrió el pasado viernes, 14 de junio de 2024, en la Cámara de Representantes: aprobaron, sin debate, la Reforma Pensional del Gobierno de Gustavo Petro. La pupitrearon; no la analizaron, no la leyeron, no deliberaron. Nada. Aprobaron el texto de la Reforma tal cual venía del Senado de la República.
La bancada del Pacto Histórico, el partido de Gobierno y del presidente Petro, hicieron una proposición para que la Cámara de Representantes aprobara la Reforma así, de tajo, sin siquiera estudiarla. Increíble que, en el Recinto de la Democracia, el otrora Ágora en la antigua Grecia, no se debata ni se delibere de fondo cualquier decisión que se tome y que repercuta en el pueblo. ¡Vaya ironía!
Verbigracia, hubo un congresista, Cardona León, de Caldas, que había presentado por lo menos cincuenta (50) proposiciones modificatorias del texto de la Reforma Pensional, y no se debatieron. Los Partidos Políticos de la Coalición de Gobierno tenían afán de que se aprobara la Reforma porque, de no ser así antes del 20 de junio, la misma se caía, y tenía que reiniciar su trámite.
La propuesta para aprobar la misma Reforma que aprobó el Senado en una oportunidad anterior, surgía bajo la égida de que el programa de gobierno de Gustavo Petro había ganado en las urnas por mayorías, y que ello era lo que la gente quería. ¡Hágame el bendito favor! Ahora resulta que las minorías no tienen derecho a que se les defienda en sus intereses, a que sus representantes cumplan con su trabajo legislativo o a disentir del Gobierno que nos preside. Cuando ellos eran minoría, había que escucharlos, ceder, ayudarlos, apoyarlos y respetarlos. Hoy no es así.
Y eso que hablar de “minorías” no resulta tan claro en la práctica y en el contexto actual del país. Según La Silla Vacía (13 de junio de 2024), la desaprobación de la gestión del Gobierno Petro ascendía al 55%, mientras su aprobación se situaba en el 38%. En realidad, la minoría se convirtió en mayoría hace un buen tiempo: una minoría mayoritaria que no está conforme con el Gobierno que nos preside y, mucho menos, con sus propuestas, sus reformas y su forma de proceder.
En todo caso, la Reforma Pensional que quedó para sanción presidencial, comienza a operar el 01 de julio del 2025. Habrá que decir que esta Reforma Pensional afecta directamente a los jóvenes del país y, por lo demás, pone en riesgo el sostenimiento fiscal del sistema a largo plazo. Lo explico.
La Reforma Pensional, naturalmente, trae consigo grandes logros para algunos grupos poblacionales de Colombia. Por ejemplo, se crea algo llamado Pilar Solidario, en donde las personas en condiciones de pobreza extrema o pobreza, que no hayan alcanzado a cotizar al sistema pensional, y tengan 60 años (mujeres) o 65 años (hombres) recibirán un subsidio mensual de, aproximadamente, 223 mil pesos.
Por otra parte, en el Pilar Semicontributivo, las personas que hayan cotizado entre 300 y 1000 semanas, tendrán derecho a que se les reconozca una “renta vitalicia” que, según las semanas cotizadas, podría ascender hasta, máximo, el 80% de un salario mínimo.
Sin embargo, hay que acotar, también, que las pensiones en Colombia, para todos, reducirán su monto significativamente. Claro, se crea el Pilar Contributivo del sistema pensional, donde los fondos privados y Colpensiones no estarán compitiendo en el mercado, como pasa actualmente, sino que se complementarán. Así, todos aquellos que ganen hasta 2,3 salarios mínimos, deberán cotizar, obligatoriamente, a Colpensiones. Quienes, por el contrario, ganen más de 2,3 salarios mínimos, deberán entregar a Colpensiones las cotizaciones atinentes a ese tope o umbral (2,3 salarios) y el resto se irá a para los fondos privados.
Según el Gobierno, esto genera sostenibilidad fiscal de la Reforma en el tiempo. Les explico. Colpensiones, por ejemplo, funciona con un sistema de reparto intergeneracional: la plata de los cotizantes se utiliza para pagar las pensiones de los que ya salieron del sistema. El problema actual radica en que el 74% de los cotizantes están en las AFP, pero el 84% de los pensionados está en Colpensiones. Así las cosas, como la plata de los cotizantes actuales no alcanza para cubrir el gasto de las pensiones de las personas que están por fuera del sistema, el Gobierno Nacional debe subsidiar 18 billones de pesos al sistema para que se puedan pagar las pensiones.
Así pues, y teniendo en cuenta que el 83% de los trabajadores en Colombia actualmente devenga menos de dos salarios mínimos, la mayoría de trabajadores cotizará a Colpensiones, según los dispuesto en la nueva reforma y la aprobación del umbral en 2,3 salarios mínimos; lo que repercutiría, obvio, en que el Gobierno se ahorre dinero, toda vez que quienes cotizan podrían sostener las pensiones de las personas que salieron del sistema.
No obstante, lo que no cuenta el Gobierno de Gustavo Petro es que este sistema pone en riesgo la posibilidad de pensionarse de los jóvenes de hoy. La expectativa de vida en Colombia ha aumentado y, contrario sensu, la tasa de natalidad en el país ha disminuido. En palabras sencillas, hoy nacen menos personas en Colombia. Así, lo que entraría en aportes con la Reforma Pensional para subsidiar el hueco fiscal, se traduciría en mayores subsidios que el Gobierno tendría que entregar a Colpensiones a futuro, para pagar las pensiones de los jóvenes de hoy en lo ulterior. Es, en últimas, una obligación mayor que necesitaría de más jóvenes cotizando, en el futuro, para el sostenimiento del sistema; y las reglas actuariales, en cuanto a natalidad, indican todo lo contrario: cada vez habrá menos jóvenes y más viejos.
Esto, pues, pone en riesgo la pensión de los jóvenes. La obligación de Colpensiones, a la postre, será inmensamente mayor a la actual, porque, por lo demás, tendrá cuatro veces más cotizantes (que son personas que en algún momento se pensionarán) a partir de la Reforma Pensional aprobada en la Cámara de Representantes.
En todo caso, téngase también en cuenta que, con el nuevo sistema de Pilares implementado con la Reforma Pensional, las pensiones, como lo dije anteriormente, disminuirán su monto significativamente. Para poner un ejemplo práctico: si usted se pensiona hoy en el sistema actual, y ha cotizado los últimos 10 años sobre $10’000.000, usted recibiría una mesada pensional entre los $6’500.000 y los $7’000.000. En cambio, con la Reforma de Petro, si usted cotizó en los últimos 10 años sobre $10’000.000, recibiría por mesada pensional $3’000.000 o, máximo, $3’500.000. Haga cuentas.
No pretendo hacer más tediosa esta lectura, pero hablaré, por último, de las mujeres. Según el Gobierno, la Reforma Pensional amplía en un 22% la posibilidad de que una mujer se pensione. En una palabra, la Reforma Pensional las beneficia. Pero, ojo, no se olviden que el sistema Pensional de la Reforma está fincado sobre una base más bien inestable e insuficiente fiscalmente. Nos afecta a todos, en últimas.
Sólo diré que las mujeres, por una sentencia de la Corte Constitucional, a partir del 2025 se les comenzarán a reducir 25 semanas por año para acceder a la pensión. Así, para el 2036, las mujeres sólo tendrán que cotizar 1000 semanas para pensionarse. Y, además, por cada hijo que tengan, hasta un máximo de 3, podrán reducir 50 semanas por cada uno. Itero: las beneficia, sí; pero no vaya a ser que ese beneficio repercuta en el maleficio de todos y, principalmente, de ellas.
El economista Oscar Becerra, experto en temas pensionales, en una investigación sobre el impacto de la Reforma en la vejez de las mujeres, explica que las medidas “van a hacer que un porcentaje significativo de mujeres accedan a una pensión y se revertirá la brecha de acceso”. Sin embargo, hay que recordar que las mujeres, según estadísticas, ganan menos que los hombres e interrumpen mucho más sus carreras, por lo que “las brechas de monto se van a aumentar y los subsidios estatales para cubrir estas pensiones van a incrementar el costo fiscal”.
Entendámoslo de manera sencilla. Una mujer que tiene 3 hijos, hacia el 2037, por ejemplo, se pensiona con haber cotizado 850 semanas (16 años) y teniendo 57 años de edad. Esa pensión se proyecta hasta la expectativa de vida de esa mujer, esto es, 87 años (30 años de pensión). ¿Notan el desfase? Cotizo al sistema 16 años, pero recibo del sistema durante 30 años.
Valga anotar que no estoy en contra de que las mujeres mejoren su calidad de vida y la posibilidad de acceder a una pensión, ni mucho menos. Simplemente hago una crítica al nuevo sistema que se va a implementar y que tiene serios problemas de orden fiscal.
Nota bene: triste es que un Gobierno electo principalmente por jóvenes siga engañándolos con discursos demagógicos y acomodados, sin contar la realidad de la historia y el peligro que corren en su estabilidad financiera en la vejez.
Post scriptum: de los cinco (5) Representantes a la Cámara por Caldas, todos votaron negativo la aprobación de la Reforma sin que se surtiera el debate. Sólo Santiago Osorio Marín votó positivo.
Creo, pues, que en el museo de las promesas incumplidas de Osorio Marín podemos poner que tanto él como su presidente, engañaron a los jóvenes y les incumplieron la promesa de generar un mejor país y un mejor futuro para ellos. ¡He ahí el famoso “cambio”!
