Por: Juan Daniel Giraldo M.
¡Imponer criterios de pensamiento a una sociedad o una cultura independiente que sea está aberrante o no, nunca será la salida!
Hace 500 años cuando sucedió el encuentro de dos mundos, de dos civilizaciones, una “supuestamente” culta, impuso su criterio culto contra otra, el resultado: arrasó con milenarias costumbres y ancestros que aún hoy sus descendientes (o sea nosotros mismos) reclamamos y exigimos. Acabaron el tachtli, impusieron dioses y creencias violentaron ciudades y construyeron iglesias. Y aún hay quienes piensan que eso si es cultura y no el sonido que produce un tambor de cuero o una flauta de caña.
Ahora, personas que se creen “superiores” culturalmente quieren imponer a unos “aberrantes, ignorantes y desalmados taurófilos”, la orden estatal de no poder desarrollar su cultura, sea sanguinaria o no, de prohibir que ejerzan su cada vez más escasa costumbre. 500 años después y seguimos teniendo culturas quieren imponer por la fuerzaya sea física, de las armas o de la moral, sus deseos y caprichos, llamándolos la verdadera cultura.
Se ofenden porque prohíben las drogas, pero celebran una ley prohibiendo las corridas. Nunca he estado en una corrida de toros así que no la defiendo pero, prohibir y reducir la libertad de la sociedad por parte de un gobierno sea el que sea será la solución, las corridas de toros CON UNA EDUCACIÓN EN VALORES y aprecio por la vida animal sencillamente desaparecería de forma natural; pero ahora simplemente seguiremos en una lucha de unos contra otros, taurinos contra no taurinos. En fin este el Estado que nos merecemos!
La coexistencia cultural en un país y en una sociedad que se autoproclama plural, comprensiva y protectora debe comprender este principio básico. La imposición y la coartación de los derechos de las personas, llámese a pensar, querer, o disfrutar SOLO LO HACEN LAS DICTADURAS. Grave precepto que deja ahora la sociedad.
Ojalá que con el mismo ahínco que defienden el consumo libre de marihuana y otros alucinógenos, al punto de no escandalizarse por la muerte por sobredosis de jóvenes que asisten a fiestas y eventos, defendieran el derecho a disfrutar sus costumbres ancestrales heredadas de la cultura que se encontró con la América Precolombina.