EDITORIAL
Transcurrido casi el primer mes de gobierno de los nuevos mandatarios, muchos de ellos no salen de su asombro por la gran cantidad de irregularidades encontradas de las administraciones anteriores. Se ha abusaddo de la administración pública y como lo hemos dicho tantas veces, la corrupción se convirtió en una cultura.
Funcionarios públicos de todos los niveles que llegan a sus cargos, como se dice popularmente, con una mano atrás y otra adelante, utilizan este desempeño para amasar fortunas y enriquecerse a costas del erario y de la función pública.
En este aspecto los nuevos gobernantes tienen dos tareas fundamentales si realmente quieren marcar historia en sus territorios. La primera es la obligación legal y ética de no tapar y denunciar las irregularidades encontradas ante los entes de control y coadyuvar con las investigaciones; y la segunda, establecer barreras morales que blinden sus administraciones para que no se abuse de ellas de ninguna forma, y así romper con esa nefasta tradición de corruptela.
Hoy más que nunca son necesarias estas barreras morales que protejan tanto a las instituciones como a la administración pública de funcionarios inescrupulosos y politiqueros cuyo propósito es diferente al de la transparencia en los procesos y el cumplimiento de la función social como es su deber.
No solo es corrupto quien saquea y se enriquece con dineros púbicos, también lo es quien llega a hacer clientelismo en las entidades dándoles manejos politiqueros en detrimento de sus objetivos sociales o económicos para los que fueron creadas. Esta es otra forma de acabar con empresas y administraciones.
Se tiene que romper y acabar con esa ya vieja costumbre según la cual cada mandatario llega con su caterva de ladrones de cuello blanco como si fuera una corrida de toros donde el torero tiene su propia cuadrilla.
Lo que está en juego es el prestigio de estos gobernantes, su futuro y el de los entes territoriales que están gobernando. En sus manos está cambiar la historia o continuar la tradición de malos manejos y corrupción de muchos. La historia los juzgará.
Manizales, enero 28 de 2024.
