Opinion

MAURICIO LIZCANO ARANGO

Complacido registro las calmosas aguas por las que transita el diario acontecer del país, orientado por el sorpresivo mandato de GUSTAVO FRANCISCO PETRO URREGO, que en tan corto tiempo ha logrado plantar un palpable, loable ambiente de distención política, para regocijo de connacionales -sin excepción ni distingos-; pasmo de los petrofóficos que vaticinaban un gobierno radicalizado, confrontacional, retaliativo -por decir lo menos-.

Incrédulos que jamás imaginaron pudiera darse la eventualidad el actual atinado, ecuánime, sereno ejercicio; que arrancó con pie derecho, los mejores augurios, que tiene realmente de plácemes a las gentes de bien, amenazadas por años por la corrupción, la desigualdad, el egoísmo, la violencia.

Gobierno conformado por un cualificado gabinete de veteranos, todos en la cúspide de la lucidez mental, entremezclado con una admirable pléyade de jóvenes que brillan con luz propia. Contemporáneos que recuerdan a los viejos sabios de la tribu, pilares de la encumbrada, milenaria cultura China -Confucio, Han Fei, Lao Tsé, Mencio, Zhuang Zi, Sun Zi, Xun Zi -entre otros- cuyos principios y valores -universalmente reconocidos- han perdurado -sin interrupción- en su sitial por más de 5.000 años.

Nuevo amanecer, fértil CAMBIO, que empieza a reverdecer en nuestra amada, asfixiada Colombia; mudanza personificada por el reencausado norte, restauración (incipiente) de la confianza, esperanza, fe, optimismo, reconciliación, antesala de la PAZ TOTAL, REPARACIÓN INTEGRAL, metas predominantes para el recién inaugurado gobierno, contrarias al descerebrado, errático, fanático desastroso desgobierno DUQUE, su antípoda.

Presidente PETRO, forjado al descampado, por medio siglo de andadura, ardua, seráfica, romántica, fatigosa, suicida, valerosa lucha, inicialmente en la clandestinidad -sin hadas protectoras-, asumida a los 17 años, en su ancestral Zipaquirá -patria chica adoptiva-, en defensa de los sin voz, los desamparados, desheredados de la fortuna.

Idealizado, triunfante proceso, agenciado por ¡Colombia Humana!’ que llegó para quedarse -dicho sin ambages- a través de «agiornadas», concientizadas fuerzas sociales, a despecho de los ayatolas sin turbante, como el deprimente, alucinado, Enrique Gómez Martínez; frustrado delfín, tóxico papanatas, quien sin autoridad moral, movido por el odio, la sinrazón, -mondo y lirondo- estrenó su derrota, con canallesca, calumniosa, cobarde algarada contra el Gobierno, en cabeza, menoscabo de su mano derecha.

Transcribo el difamatorio, reciclado, trasnochado infundio del despreciable rufián de marras: “Mauricio Lizcano (con más futuro que pasado) director del Departamento Administrativo de la Presidencia, denunciado en su momento por haber recibido dinero del Bloque Cacique Pipinta, de las AUC para financiar su campaña a la Cámara en 2006″.

Ataque infligido al moralmente acrisolado, aquilatado, diáfano, idóneo, intachable, solvente paisano. La historia podrá desfigurarse, pero nunca cambiarse. Irracional, falaz refrito, rectificado, instantáneamente: “Enrique, su irresponsabilidad no tiene límites, razón para no ser tomado en serio; anónima denuncia del 2006, investigada ampliamente y fallada a mi favor hace varios años, por la h. CSJ. No tengo ninguna investigación en mi contra”.

Apoyado por mí añosa admiración y afecto que por OSCAR -su padre- guardo; exacerbado, con dolor de caldense malherido-, me sumo -con conocimiento de causa- al heterogéneo, espontáneo, nutrido, sincero, testimonial plebiscito de desagravio; aunado a la rabia  contra la artera injuria infligida por el mendicante cadáver político, que usurpó el acreditado prestigio de ¡Salvación Nacional’, movimiento construido por su inmolado tío, Álvaro Gómez, sobre los ideales de Laureano -su padre-, mientras el suyo -Enrique- no aportó un grano de arena. Acervo político festinado, opacado por el sedicente, tósigo saltimbanqui; como sobrino, nieto.

Premunido de tal hándicap, lo utilizó vergonzosamente, como acreditación de su candidatura presidencial, clara, rotundamente derrotada -qué duda cabe-. De una votación total de 21’441.605 millones, obtuvo ridículos 48.685, equivalentes al lánguido 0.23 %. Fehaciente, irrefutable prueba de repudio al ensoberbecido, ensombrecido, lastimoso ‘sicario moral’ de la larga trayectoria -a pesar de la edad- del agraviado: “Exsenador”, “El más joven presidente del Congreso de Colombia” (2016–2017). Uno de los “32 jóvenes del futuro” (Espectador).

Contrario al asquiento, cacareado, fétido, impresentable, narciso, patético, paquidérmico, psicópata Judas -chantajista; resentido social-, a años luz del liderazgo, la capacidad de convocatoria del victimizado MAURICIO, dirigente al que no le da, ni siquiera, a los talones, sirviéndole -acaso- para lustrarle los zapatos.

Cálido, incomparable, prominente valor humano, reserva moral, política de la patria, cuya pertenencia se disputan, Caldas y Antioquia; amigo de sus amigos, con un despejado, fundamentado, pavimentado camino hacia consagratorios destinos superiores -duélale a quien le duela-. Insuperable, meritorio personaje, que honra, dignifica la nueva galería del remozado ‘petrismo’.

Los amables lectores, admiradores y prosélitos, pueden consultar, valorar su currículum, en el siguiente link: https://articulosmarioariasgomez.blogspot.com/2022/08/mauricio-lizcano-ml-managementteams.html

Bogotá D.C., 28 de agosto de 2022

http://articulosmarioariasgomez.blogspot.com.co/30

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