Opinion

Rusia y Ucrania: crónica de una guerra anunciada. ¿Quién es el culpable?

Aquí ya no es necesario exponer un contexto diligente de lo que se está suscitando en el este europeo con ocasión a la invasión rusa al país ucraniano. Sin embargo, sí pretendo enunciar o exhibir la situación real de lo que ha acontecido en la historia moderna y, a su vez, las razones por las cuales, según los expertos internacionales, acontece este suceso nefasto para la paz mundial.

Se han escuchado rumores que el conflicto inicia desde 2014, año en el que, por presión social, en virtud a la protesta que tuvo lugar en Ucrania desde noviembre del 2013 hasta febrero del 2014, el presidente Víktor Yanukóvich —prorruso— tuvo que dimitir del cargo y exiliarse en Rusia. Dicha protesta dio lugar a que en 2015 Ucrania entrara a hacer parte de la Unión Europea.

No obstante, los hechos del acaecer demuestran que es necesario incluir en la discusión a los Estados Unidos, a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), al extinguido Pacto de Varsovia y a la misma Unión Europea.

Después de la caída de la Unión Soviética en 1991, el Pacto de Varsovia se vino al piso. Los países del este europeo —aliados rusos—, unidos en ese entonces para contrarrestar el poderío de las naciones de Europa Occidental en medio de la Guerra Fría, quedaron sin un lineamiento común, sin un derrotero a seguir en términos políticos-militares, frente a una OTAN fortalecida.

Ahora bien, la OTAN, encabezada por los Estados Unidos, continuó en búsqueda de poder geopolítico. Así, el pasado sábado, el secretario general de la OTAN dijo que «la ampliación de la OTAN en las últimas décadas ha sido un gran éxito y además ha abierto el camino para la ampliación de la Unión Europea».

En consonancia, habrá que decir que esta historia se remonta a 1999, año en el cual la OTAN destruye Yugoslavia (exintegrante del Pacto de Varsovia), por medio de bombardeos, cuando era presidente Bill Clinton en los EE.UU. La intención era clara: expandirse hacia el este europeo. Lo que se hace extraño es que desde 1997 la OTAN y Rusia habían llegado a acuerdos y, como tal, aquella se había comprometido a «no extenderse ni una pulgada hacia el este». Hecho, por lo demás, evidentemente incumplido.

De esta forma, la OTAN absorbe Polonia, la República Checa y Hungría, países integrantes de lo que antes se conocía como Pacto de Varsovia. Luego, en 2004, la OTAN extiende su influencia a 7 países más: Bulgaria, Rumania y Eslovaquia (3 ex miembros del Pacto de Varsovia); Estonia, Letonia y Lituania (3 países exsoviéticos); y Eslovenia (que había sido parte de Yugoslavia). Así mismo, en 2009, la OTAN llega a Albania (que era miembro, también, del Pacto de Varsovia) y a Croacia (que era parte de Yugoslavia en otrora). Seguido, en 2017, se extiende a Montenegro (antigua Yugoslavia) y en 2020 llega a Macedonia del Norte (parte, igualmente, de Yugoslavia). Es decir, en 20 años, la OTAN logra expandirse a 14 países más.

Así, hay dos logros primordiales por parte de Washington: (i) despliega hasta las fronteras de Rusia —y en territorio de la antigua URSS— la alianza militar que obedece a los intereses de los Estados Unidos; y (ii) con la influencia de la OTAN en los países del este europeo, EE.UU. amplía su predominio sobre la Unión Europea: de los 27 países miembros de la U.E., 21 son miembros también de la OTAN.

Es de anotar que en el año 2002 se creó un «Consejo Rusia-OTAN», con la intención de mejorar las relaciones diplomáticas entre ambas partes. Sin embargo, como se advirtió anteriormente, la OTAN prometió no expandirse más hacia el este y no honró su pacto.

Pero volvamos de nuevo en materia. Evocando a lo narrado en el segundo párrafo de este escrito, en 2013-2014, con el auspicio de Barack Obama, se logró destituir al presidente rusófilo de Ucrania; y, en su lugar, los Estados Unidos logró imponer al empresario Petró Poroshenko y, posteriormente, a Volodímir Zelenski, actualmente en el cargo. Suceso que le permitió a Ucrania, repito, entrar a la Unión Europea, amigo aliado de la OTAN.

De esta forma, Ucrania quedó en manos de gobiernos rusofóbicos, que querían contar con la garantía y el apoyo de la OTAN. Por ende, la construcción de un orden legal que le diera salvaguardia a toda la comunidad internacional, se vino abajo porque la OTAN no replegó sus fuerzas a los países que, antes, no eran parte de la Unión Soviética, sino que, por el contrario, rodeó a Rusia desde el Báltico hasta Turquía, incumpliendo su prometido de no avanzar más hacia el este. Rusia quedó acorralado.

Aquí el debate, entonces, es por la incorporación de Ucrania a la OTAN, lo que le serviría a la última como estrategia bélica, pues tendrían la capacidad de establecer sus misiles en el país ucraniano y, eventualmente, atacar ciudades como Moscú o San Petersburgo en 5 o 7 minutos. Putín, naturalmente, consideró inaceptable tal intimidación a la soberanía nacional rusa. Y bueno, no sólo por eso: Ucrania, después de su adhesión a la Unión Europea, entró en el juego neoliberal que ha impuesto USA desde la década del 1970, a partir de la segunda crisis del capitalismo. Por lo demás, la posición geográfica de Ucrania en el globo la ubica como una potencia industrial, una reserva gigantesca de minerales (como el uranio, el titanio, el manganeso, el hierro, el mercurio, el carbón, etc.), así como una reserva europea de recursos naturales inabarcable. ¿Cómo no competir por ella?

A mi juicio, el quid del asunto es la posible adhesión de Ucrania a la OTAN, lo que guarda intereses bélicos, económicos e ideológicos ocultos. Rusia, por consiguiente, teme que su soberanía se vea en peligro de vulnerabilidad por el despliegue de conquistas que ha hecho la OTAN desde 1999. Es un conflicto geopolítico con la teleología implícita del poder y el control mundial en aspectos de guerra y economía.

Por tal razón, en vista del expansionismo neoimperialista de Washington en Europa Oriental, Rusia actúa de manera poco ortodoxa, provocada por la OTAN y la Unión Europea. Ha sido un vaivén de conflictos diplomáticos con muchas dosis de promesas incumplidas por parte del Tratado Atlántico frente a la seguridad y a los intereses de la comunidad internacional, incluyendo a Rusia.

Como bien lo decía el diario ‘Página.12’: «hay un bando agresor, Estados Unidos y la OTAN; y otro agredido, Rusia. En esto no puede haber confusión alguna».

Desde la Casa Blanca deberían contar la historia como se debe, y no como les conviene a ellos que el mundo la escuche.

“Don’t poke the bear!”

Fuentes.

1. https://www.pagina12.com.ar/403832-rusia-ucrania-una-tragedia-evitable?fbclid=IwAR2RcEAXmzJQOCM6-YQEkx7E9e2nr9ChMoZ6BdvapUu-vLmo746zAEHFcRU

2. https://mundo.sputniknews.com/keyword_conflicto_en_Ucrania/

3. https://www.voltairenet.org/article215832.html

* Juan Esteban Gallego Mendieta – Estudiante de derecho en la Universidad de Manizales.

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