Opinion

AQUÍ PENSANDO

Por: Cristina Otálvaro Idárraga-Abogada; Conciliadora en Derecho; Especialista en Gestión Pública, en Derecho Constitucional y Parlamentario y Derecho de Familia; Magister en Políticas Públicas.

Es frecuente que la ciudadanía no se entere de los proyectos de ley que cursan en el Congreso de la República, aunque aquellos que generan un gran impacto en la sociedad son los que más se ventilan y promueven en los medios de comunicación, por los mismos congresistas o por las redes sociales.

Actualmente el Congreso viene estudiando el Proyecto de Ley 111 de 2020, “por medio de la cual se crea el Sistema de Gestión Integral de Residuos Textiles”. Esta iniciativa fue presentada por varios representantes del Partido Conservador, siendo su promotor el Representante Buenaventura León. Actualmente su ponencia la viene adelantando el Representante por Caldas, Félix Chica.

Se preguntarán, ¿en qué consiste la ley y para que sirve? Primero debemos tener en cuenta que desde hace algunos años se viene hablando, a nivel mundial, del alto grado de contaminación en la elaboración de prendas textiles, aunado al alto consumo de estos productos, sin que en muchas ocasiones se evidencie una adecuada disposición final. Lo que busca esta ley es promover la economía circular, mitigar el cambio climático, disminuir la huella hídrica y aliviar la presión que soportan los rellenos sanitarios.

La enmienda que le han hecho desde la ponencia y la comisión que estudia el proyecto, es que esta ley impacte a las grandes empresas o comercializadoras de textiles, dada la afectación que le hacen al medio ambiente. Solo para tener un ejemplo, para la elaboración de una camiseta se utilizan más de 2.700 litros de agua y unos pantalones vaqueros gasta en promedio más de 7.500 litros de agua y se ha indicado que las prendas de vestir y los zapatos generan el 8% de los gases de efecto invernadero, así como se estima que el 73% de la ropa producida en el año termina en el basurero o incinerada (www.greenpeace.org).

Según la ONU, el sector textil produce el 20% de las aguas residuales mundiales y el 10% de las emisiones globales de carbono.

Hoy en día ya es común que veamos portales en internet y tiendas físicas que promueven la compra y venta de prendas de vestir de segunda mano. Antes, solo veíamos estas iniciativas en los bazares de los pueblos, de las Hermanas de la caridad o en las veredas, pero ahora son tendencia. También contamos que hay empresas que vienen haciendo prendas de vestir con productos como algodón orgánico (semillas naturales que no requieren pesticidas), con materiales reciclables como botellas de agua, redes de pesca (para el nylon), restos de café, neumáticos usados, entre otros.

Los invito a que nos documentemos más sobre el tema, que nos percatemos de cómo somos felices cambiando ropa y calzado de acuerdo a las tendencias de moda, que pensemos en cual es la disposición final que hacemos de estos elementos para que tomemos más conciencia ambiental. Como lo hemos dado a conocer desde columnas pasadas, las empresas no son las únicas que contaminan, todos en gran o poca medida también los hacemos. ¿Seremos capaces de afrontar el reto de usar ropa de segunda ?

Lo más visto

Subir