Opinion

Cadena perpetua para violadores: premio para abusadores, castigo para nuestros niños

Por: Erwin Arias – Representante a la Cámara.

Con sorpresa y profunda tristeza recibimos la noticia del fallo de la Corte Constitucional que declaró inexequible la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños, niñas y adolescentes en nuestro país. Y es que por muchos años nos hemos preguntado qué hacer para frenar este flagelo y entregarle herramientas de justicia reales a tantas y tantas familias de personas perjudicadas por abusadores que han marcado por completo sus vidas.

La cadena perpetua es un mecanismo que impone una condena ejemplar, del tamaño del daño que causa un agresor sexual, y que supone una pena ejemplarizante para hacer que otros que pretendan continuar este camino lo piensen dos veces.  Y es que el marco que se presenta en nuestro país es aterrador:

– El 90% de los delitos sexuales contra menores no tienen una condena.

– El 85.8% de los delitos sexuales los sufren las mujeres.

– El 86.86% de las víctimas son niños, niñas y adolescentes.

– Existe una tasa de 48.28 casos por cada 100.000 habitantes.

– El 45% de los casos reportados son cometidos presuntamente por familiares de las víctimas.

– 787 casos de los reportados o evidenciados no registran información.

– Según datos del Inpec, 714 personas son reincidentes por delitos sexuales en Colombia.

Y estas son solo algunas de las cifras y estadísticas que se tienen, pero más allá de los fríos números uno se pregunta, ¿acaso los niños y niñas vulnerados no merecen que su dignidad sea también respetada y revalidada a través de los mecanismos de justicia?, ¿no se está transgrediendo la función legislativa que nos fue conferida en el Congreso de la República?, ¿cómo se piensa detener el incremento de casos, personas y familias vulneradas por este flagelo qué cada vez va en franco aumento?

Haciendo un análisis aún más profundo, quienes se oponen a la ley argumentan que la misma no logra persuadir a otros agresores a que no cometan este terrible delito.  Eso es un tema discutible, pero lo que bajo ningún argumento se puede discutir es que prevendría al 100% esa escalofriante cifra de reincidentes en delitos sexuales que tenemos en Colombia, y si logramos salvar una vida, la dignidad de un niño o adolescente, o la tranquilidad de una familia, sin duda alguna que esta ley ya habrá valido la pena.

Todas estas preguntas y análisis reposan en nuestra memoria.  En un país que cada vez clama más por justicia real, entregar mensajes como los que entregó la corte resulta siendo un factor completamente opuesto, negativo y desesperanzador.  La sensación que queda para las personas es que, en muchos casos como este, nuestro sistema judicial premia más al victimario que a la propia víctima. Qué pena con nuestros niños, cada vez más desprotegidos…   

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