Opinion

ESTO VA MAL

EDITORIAL

Doña María (nombre ficticio) es una adulta mayor de Pensilvania, afiliada una de las más grandes EPS del país, la cual, por instrucciones del Ministerio de Salud, está practicando lo que se denomina “Búsqueda activa”, que consiste en hacer la prueba covid-19 a los afiliados considerados como población vulnerable y con el mayor riesgo de contagio.

Doña María tiene 84 años, hace más de 7 años no sale de la zona urbana de Pensilvania, tampoco ha recibido visitas de personas de otros municipios, y desde el mes de marzo no ha salido de su casa, porque además, su única salida era a misa y el templo ha estado cerrado.

En estos últimos meses ha gozado de cabal salud, no consume medicamentos y nunca ha estado hospitalizada. Durante este año no ha presentado ninguna enfermedad por lo que tampoco ha consultado al médico.

Después del 20 de julio, un día cualquiera, llegaron a su casa a practicarle una prueba para determinar si era portadora de covid-19, lo que sorprendió a su familia porque no presentaba ninguno de los síntomas característicos de la enfermedad.

Transcurrió el tiempo y ninguno volvió a tocar el tema. A los 24 días de practicada la prueba, llega a su casa personal de la Secretaría de Salud Municipal y del Hospital Local, para examinarla, verificar su estado de salud e informarle que era portadora del covid-19 y por lo tanto debía ser aislada. Establecen su cerco epidemiológico e implementaron los protocolos de bioseguridad.

Ni doña María ni sus familiares con quienes convive, presentaron o presentan síntomas del virus, y de acuerdo con el lapso entre la práctica de la prueba y la entrega del resultado, o sea, 24 días, ya está curada.

El Instituto Nacional de Salud y la Dirección Territorial de Salud la reportan al día 25 como un caso nuevo de contagio, y al día siguiente como recuperado.

Este relato, que es cierto y lo hago para demostrar que algo anda mal en el manejo de la información sobre el covid-19, la práctica de las pruebas y la entrega de los resultados en el país. Esa es la verdadera razón del crecimiento exponencial de la pandemia.

Son muchos quienes se infectan con el virus, contagian a otros, y se curan sin darse cuenta. Estamos a la merced del azar, del destino.

Doña María ni su familia nunca sabrán si tuvo el virus o fue un falso positivo porque de acuerdo con las últimas instrucciones del Gobierno Nacional, ya no se practica una nueva prueba para determinar si aún se es poseedor. Ya hace parte de las estadísticas del covid-19, y eso es lo importante para el gobierno.

Entonces para qué tanta medida restrictiva durante tantos meses si lo que impera es el famoso dicho: “Sálvese quien pueda” porque el Estado es incapaz de prevenir, y menos de controlar la pandemia.

Pensilvania, 23 agosto 2020.

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