Por: José Luis Zuluaga Soto – Periodista – XX Premio Nacional de Periodismo Ciudad de Manizales –Orlando Sierra Hernández – Vida y Obra de un periodista.
20 mayo 2019
El exsenador de Caldas, Mauricio Lizcano, le está tocando vivir la soledad del poder.
En el gobierno del expresidente Santos era la gran figura de la política joven colombiana.
Por muchas razones no quiso volver a aspirar al Congreso de la República y prefirió mandar a su señor padre.
Mauricio estaba convencido que su carrera política iba a seguir tan exitosa como fue en un comienzo cuando hizo parte del naciente partido de Unidad Nacional que había conformado el expresidente Uribe.
A tan corta edad ya había llegado a ser presidente del Congreso, cargo político que puedan disfrutar muy pocos.
También tenía dentro de sus planes irse a estudiar a una de las más importantes universidades del mundo para prepararse para ser presidente de los colombianos.
Pero la política es muy cambiante. Unos la califican como la famosa Rueda de Chicago, unas veces se está arriba, otras en la parte baja.
Lizcano pasó de ser el más importante jefe político de Caldas a uno de los tantos que manejan la actividad proselitista del departamento.
Esa fulgurante figura se fue opacando al perder ese inmenso poder que da el gobierno y hoy debe luchar de tú a tú con otros que también quieren manejar los destinos políticos de la región.
Mauricio se mueve de un lado para otro buscando coaliciones que le permitan no perder el poder que todavía conserva en la Gobernación de Caldas y en muchos municipios del departamento donde por algunos años fue el jefe que todos admiraban, respetaban y hasta venias de hacían.
A Lizcanito, como muchos le dicen cariñosamente, le va a tocar una campaña muy dura para que su partido siga siendo una fuerza determinante en la región, donde ha perdido mucho seguidor, según los analistas de la política parroquial.