Opinion

REFLEXIONES DE FÍN DE AÑO *

José Ferney Paz Quintero

A lo largo de este agitado y polémico año 2022, con cambio de gobierno y propuestas, unas acordes con la realidad social, otras en contravía del estado de derecho, invadiendo órbitas institucionales en materia de justicia, hemos venido exponiendo una serie de conceptos que tocan con el devenir del estado colombiano en sus tres ramas del poder público, como la tan aspirada paz y convivencia nacional.

Que en los nuevos propósitos para el año entrante, entendamos por fin, que la paz debe ser el primer anhelo nacional como prerrequisito para la supervivencia de la democracia tan maltratada en los últimos años, tanto por la parte gubernamental como por los partidos y movimientos  políticos, en ese capricho  de  manosear la constitución política,  ejemplo de ello, la que hace tránsito en el Congreso, mal llamada reforma política, donde la institucionalidad sale  lesionada, con grandes favores para la clase política al legalizar el transfuguismo, siendo su fiel exponente quién preside el Congreso, beneficiario de las prebendas  oficiales.

A las partes en pugnacidad, que cedan en sus posiciones dogmáticas, que no es posible imponer puntos de vista a través del chantaje y la violencia o conservar prerrogativas como cuotas de poder y no como servicio a un gran acuerdo nacional.

Al gobierno nacional recordarle el artículo 2 de la constitución que alude a que las “autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, subrayo, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades”. La seguridad ciudadana por encima de cualquier consideración.

A la rama  judicial,  que sus reflexiones estén dirigidas a la necesidad de procurar una justicia eficaz, eficiente, pronta y cumplida, con la imagen de un juez, impersonal y neutro, que se apersone de la importancia de su función jurisdiccional, o bien como lo afirma el profesor Cavinet, (primer presidente de la Corte de casación de PARÍS ( 2006), “ su responsabilidad no es solamente entender cómo se obliga a reparar un daño o asumir una falta, sino mucho más, como la toma de conciencia para ellos, de tener que satisfacer un deber, el deber de la justicia, sin olvidar que en la concepción moderna del estado, la soberanía reside en el pueblo en cuyo nombre se hace justicia, es a él a quien el juez debe rendirle cuentas”.

No se podrá hablar de una verdadera democracia sin una lucha frontal, seria y agresiva contra la corrupción, cáncer que carcome la nación, y que la gran prensa deje de lado las noticias mediáticas, de farándula y de lisonja oficial, para debatir e informar los problemas primordiales del país, que no son otros, que la abandonada seguridad ciudadana, el boleteo, la extorsión, el micro tráfico, la deserción escolar infantil, el total abandono de la salud, pues se le ha tratado como un bien que se compra y se vende, la informalidad laboral, y se constituyan en verdaderos orientadores de opinión.

A los funcionarios públicos, tanto del orden nacional, como territoriales, manejar en debida forma el principio de la EUBOLIA, o sea la prudencia, en ser cautos, discretos de palabra, buen manejo del idioma, sin altanería y grotescos actos oficiales, respetando el tiempo de los demás, así como evitar las promesas infundadas e incumplidas, ah, se olvidaba, la presentación personal, sobre todo en actos de gobierno.

ADENDA. No contenta con atropellar a la minoría taurina, de quién se ufana de ser defensora de los derechos humanos, de mostrar la incapacidad de gobernar a una ciudad de la importancia de Bogotá, donde el caos y la congestión vehicular hace imposible el desplazamiento de miles de bogotanos para cumplir su diaria jornada laboral, ahora se proyecta un famoso corredor verde por la arteria más importante de la capital como lo es la séptima, donde no circularán carros de norte a sur desde la 94 a la 28. ¿Será que se permitirá semejante exabrupto?, la ciudad merece respeto de parte de sus gobernantes; importantes las obras urbanísticas, pero acorde con los requerimiento y necesidades ciudadanas. Bogotá, como Manizales, paga las consecuencias de una errónea decisión de la voluntad popular.

(Por las festividades de fin de año esta columna reaparecerá en la tercera semana del mes enero, si el ser superior nos renueva la visa. Parabienes año 2023).

* Por: J. F. Paz – Exmagistrado / Consultor. – Presidente Tribunal de Control Ético del partido liberal colombiano.

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