Opinion

EL DEBATE ESTÁ PLANTEADO

José Ferney Paz Quintero

Por: J. F. Paz – Ex magistrado / Consultor.

El ejecutivo a través de los decretos de emergencia restringe derechos fundamentales, limita la libre locomoción, crea impuestos, algunos violatorios de la constitución y la ley, como el establecido para empleados y pensionados, por cuanto la ley que regula los estados de excepción, como el mismo mandato superior del  artículo 215 prohíbe desmejorar las condiciones  sociales de los trabajadores, abre las puertas  para  que despunte la corrupción,  esa si pandémica en ciertas entidades en la adjudicación de auxilios, como en la contratación,  sin que  se conozca  el control político y judicial a las medidas de emergencia por parte de las corporaciones encargadas constitucionalmente de hacer ese seguimiento.

Nadie niega que se viven momentos difíciles y que son necesarias medidas de excepción, pero teniendo cuidado que las mismas no absorban la normalidad constitucional, evitando la tentación del abuso gubernamental, legislando a la topa tolondra sin tener que ir al Congreso, o para limitar los derechos más allá de lo permitido en tiempos de tranquilidad social.

En un sistema presidencialista como el de Colombia, donde una sola persona, el Presidente es jefe de Estado, jefe de gobierno y de la administración pública, que carece de subordinación frente al Congreso, donde  ese control se  desarrolla principalmente a través  de los ministros que bien puede terminar  con una moción de censura contra alguno de ellos, demuestra la  poca o nula vigilancia institucional cuando se presentan estas circunstancias excepcionales, por la forma como opera el legislativo que más bien parece una corporación subalterna del ejecutivo.

En otras palabras, el verdadero control político solo lo viene a ejercer el electorado en las urnas, castigando las políticas ejecutadas si se les considera contrarias al interés colectivo, quedando entonces el control judicial  por parte de la Corte Constitucional, sin que hasta la fecha se tenga conocimiento de decisión alguna, pues existen serias dudas que algunos de estos decretos no estén directamente relacionados con la emergencia sanitaria como lo establece  el artículo 215 de la Constitución Política.

Quienes habitamos este país quisiéramos conocer si los decretos expedidos están acordes con la constitución, o han modificado normas superiores, o afectado derechos  fundamentales, si corresponden a las necesidades requeridas, frente a un despilfarro presupuestal en la compra de camionetas blindadas  para una corporación judicial y la Presidencia de la  República por varios miles de millones de pesos, o la entrega de millonarias sumas a grandes industriales, en momentos en que se le pide sacrificios económicos a la población en general, donde el hambre y las necesidades básicas campean en un amplio sector poblacional, desnudez social que se patentizó en esta emergencia sanitaria.

Son las garantías que establece el estado de derecho para no llegar a un gobierno autocrático como lo quieren algunos sectores de extrema derecha, donde el poder se concentra en una sola figura cuyas acciones y decisiones no están sujetas a control político ni jurídico alguno.

Siempre se ha sostenido que el poder encierra en sí mismo la semilla de su propia degeneración, frase lapidaria que descubre el riesgo que trae consigo su desbordamiento, surgiendo la importancia de los pesos y contrapesos que presenta como finalidad evitar la concentración de facultades en una sola persona.

Que, por garantizar la inmunidad sanitaria, se esté patrocinando la impunidad judicial. Que el coronavirus no sea la disculpa para atentar contra el estado de derecho. No jugar con candela.

ADENDA: Saludo a los habitantes de Sevilla, la del Valle por sus 117 años de existencia, fundada un 3 de mayo en 1903 por Heraclio Uribe Uribe, donde se divisan los paisajes naturales en todo su esplendor del Valle del Cauca, que generó la expresión de Bolívar: “Oh, ni los campos de la toscana son tan bellos – este valle es el jardín de la Américas”.

Invoco la última estrofa de su himno: “Un gran pueblo serás en la historia, si prosigues la lucha tenaz, y tus hijos en masa compacta laborando por ti van en paz”.

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