EDITORIAL
El recorte presupuestal en Caldas y las promesas del Gobierno: una contradicción preocupante. La noticia sobre la disminución del 22,8% en el presupuesto de inversión para Caldas en 2025 encendió alarmas sobre el futuro desarrollo del departamento. Mientras que los líderes locales y la ciudadanía observan con preocupación esta significativa reducción, el presidente Gustavo Petro defiende su reforma tributaria como la solución “fundamental” para garantizar los recursos que, según él, permitirán una mayor equidad social y sostenibilidad fiscal. Sin embargo, hay una clara contradicción entre estas declaraciones y la realidad presupuestaria que enfrenta Caldas.
En medio de las críticas a la reducción de los recursos de inversión, el presidente argumenta que la reforma tributaria busca corregir la desigualdad y fortalecer sectores estratégicos como la salud, la educación y la infraestructura social. Petro sostiene que la aprobación de la reforma permitiría contar con más recursos y asegura que esta redistribución financiera es clave para el crecimiento del país. Sin embargo, en el caso de Caldas y otros departamentos afectados por estos recortes, la realidad es otra: la reducción del presupuesto supone la cancelación o retraso de proyectos clave para el desarrollo regional, justo en los sectores que el presidente menciona como prioritarios.
Mientras el gobierno defiende su enfoque redistributivo, el impacto en Caldas parece contradecir este discurso de justicia social. La disminución presupuestaria en el departamento afecta directamente a las comunidades vulnerables y compromete la capacidad de respuesta a problemas sociales de gran calado. La paradoja es evidente: un gobierno que afirma priorizar la inversión social y la equidad territorial recorta, al mismo tiempo, los fondos para un departamento que depende de estos recursos para cerrar brechas de desigualdad.
La pregunta que surge es: ¿cómo puede Caldas avanzar hacia un desarrollo integral si la promesa de más recursos se traduce, en la práctica, en menos dinero? Las palabras del presidente pueden sonar esperanzadoras, pero en el contexto caldense generan más inquietudes que certezas. Para muchos, la realidad que se vive a nivel regional refleja una desconexión entre el discurso centralista y las verdaderas necesidades de los territorios.
Este contraste resalta la necesidad de un diálogo más profundo sobre la asignación de recursos públicos y el papel de la reforma tributaria en la construcción de una Colombia más equitativa. Si realmente se busca fortalecer a los departamentos, el gobierno nacional debe revisar cómo se está aplicando esta redistribución y garantizar que territorios como Caldas no queden rezagados ni abandonados frente a una disminución presupuestaria que contradice la retórica de inclusión y equidad.
Manizales, septiembre 22 de 2024.