EDITORIAL
De acuerdo con el Consejo de Estado, en nuestro ordenamiento jurídico el viático es considerado como un estipendio, un factor salarial, que tiene por finalidad cubrir los gastos de manutención, alojamiento y transporte en que incurre el servidor público o privado por el cumplimiento de sus funciones fuera de su sede habitual de trabajo, sin sufrir por ello mengua en su patrimonio.
El objeto de los viáticos es compensar al empleado o trabajador los gastos generados por el desplazamiento temporal del lugar donde trabaja para ir a otro sitio a cumplir una función laboral, teniendo que asumir costos adicionales de alojamiento y alimentación básicamente.
En el sector público el Decreto 1042 de 1978 prevé que los viáticos percibidos por los funcionarios en comisión constituyen salario – art. 42 –; a los viáticos tendrán derecho los empleados públicos que deban viajar dentro o fuera del país en comisión de servicios – art. 61 –; los viáticos se fijarán según la remuneración mensual que corresponda al empleo del funcionario que deba viajar en comisión – art. 62 -.
Dentro del territorio nacional sólo se reconocerán viáticos cuando el comisionado deba permanecer por lo menos un día completo en el lugar de la comisión, fuera de su sede habitual de trabajo. Cuando para el cumplimiento de las tareas asignadas no se requiera pernoctar en el lugar de la comisión, sólo se reconocerá el cincuenta por ciento del valor – art. 64 -; las comisiones de servicio se conferirán mediante acto administrativo en el cual se expresará el término de su duración, que no podrá exceder de treinta días.
El espíritu de la norma que establece y regula los viáticos es muy diferente a lo que en la realidad sucede y en lo que se han convertido. Muy poco de lo estipulado se cumple.
En la mayoría de los casos, especialmente cuando de los alcaldes de provincia se trata, los viáticos se convirtieron en otra forma de desangrar el erario incrementando sus ingresos mensuales y aumentando la liquidación de sus prestaciones sociales una vez dejen sus cargos. Es recurrente ver a los conductores de estos personajes solicitando a funcionarios públicos la firma de cumplidos en blanco.
Se necesita con carácter urgente que los organismos de control del Estado y las corporaciones públicas respectivas, le coloquen el tatequieto a este despilfarro que se ha convertido en otra forma de corrupción sin provocar mucho ruido.
Les invitamos a preguntar en sus municipios y departamentos a cuánto ascienden hasta la fecha los gastos de viáticos de sus mandatarios, y les aseguramos que quedarán asombrados con la respuesta.
Manizales, septiembre 15 de 2024.