Opinion

¡El que calla otorga!

Mario Arias Gómez

Por: Mario Arias Gómez.

Metafórico refrán que condensa la razón del suscrito escriba para deplorar y denunciar con firmeza el atropello del que son víctimas los exacerbados hermanos venezolanos, razón para no abandonar el seguimiento y delación ante la opinión del mundo democrático, de la grave situación por la que atraviesa el ‘bravo pueblo’, causada por el bellaco, corrupto, enloquecido, espurio, ilegítimo, inescrupuloso, oscuro dictador -de facto- que arrasó, arruinó, hundió al país en la miseria, el hambre, el atraso -masacra en la actualidad- al pueblo que mal gobierna.

Situación a que dista mucho de ser ideológica, sino que el amoral, altanero, burdo, desacreditado, nefasto, siciliano Socialismo Siglo XXI, evolucionó hacia un sistema en el que prevalecen las ambiciones personales, los egoístas intereses crematísticos, banderizos, sobre las necesidades, prioridades de la nación, agenciados por la mitológica hidra cuyas cabezas -los inefables Maburro, Diosdiablo, Padrino López-, fungen -además- como prepotentes jefes del ‘Cártel de los Soles’.

Banda de arrogantes roedores responsables de las atrocidades, monstruosidades, salvajadas cometidas con la aquiescencia, connivencia -imperdonables- de la Guardia Nacional, Ejército del fatuo chavismo -que no de la nación-, la Fiscalía General (FG), el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), ideologizados, parasitarios, permisivos, politizados, prostituidos, sesgados, subordinados, sumisos operadores, moralmente insolventes, copados, corrompidos, manipulados por el canallesco, insufrible Gobierno. Amanuenses -sin criterio- sobornados con inanes gollerías.

Apabullantes, grotescos, implacables esbirros, perversamente usados -sin empacho, pudor- junto a los tenebrosos círculos bolivarianos, como instrumentos de amenazas, coerción, extorsión, intimidación, persecución política, que horrorizan a los indefensos venezolanos prodemocráticos. Saurios que arropan a la cúpula que llevó a la convulsa Venezuela saudita, como a la agónica democracia, a un estado de indefensión, a uno de los momentos más cruciales, desastrosos de su historia, en que el Estado de Derecho, la constitucionalidad, independencia se hicieron añicos, fueron pulverizadas, desaparecieron como por encanto; gota de agua que colmó el vaso de la paciencia de los connacionales, de la comunidad internacional.

Crónica de una tragedia anunciada imposible de ignorar. Auténtico thriller político -lleno de suspenso-,  protagonizado por el miserable mandamás del CNE, Elvis Amoroso, sujeto de la más vil calaña, sin calidades, valores humanos, personales, sin calificación analítica, moral, profesional, que no inspira credibilidad ni merece respeto, quien para justificar el amañado, artificioso, tramposo resultado electoral, fraguó un imaginario, inexistente hackeo “al más robusto, mejor sistema comicial del universo, conocido y por conocer”, perpetrado desde la lejana Macedonia del Norte, desdicho por el Centro Carter.

MEGAFRAUDE que, por pedido del atornillado pajarraco en cuestión, deberá

acreditar su “legalidad” -se sabe cómo-, la curtida, incondicional Caryslia Beatriz Rodríguez -presidenta del Tribunal Superior de Justicia-, chavista de corazón, que reconoce, propala -abiertamente- su compromiso con la “revolución bolivariana”.

Completa el cínico, hipotecado, “intachable” combo, el agusanado, arrogante, chato, despreciable, diminuto, envanecido, mediático fiscal Tarek William Saab, prepotente don nadie, pigmeo moral, mastín custodio del remedo de ‘Duce‘ o ‘Führer’, que convirtió la Fiscalía en un basural, un albañal, en una suerte de casa de terror, pletórica de corruptelas.

Abyectos, alucinados, catequizados, cómplices, digitados alfiles causantes de la amplia revuelta popular, canalizada por la biempensante, valerosa María Corina Machado, a nombre de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), plácida estrella de la oposición, apoyada por la ONU, la UE y varias naciones y entidades internacionales que exigen unánimemente la publicación de la totalidad de las actas, una auditoría independiente que clarifique, transparente al proceso democrático, restaure el derecho constitucional a manifestarse pacíficamente, cercenado por Maburro y Padrino López, indolentes gorila y chafarote que, ufanos, califican las protestas como parte de un plan desestabilizador, antesala de un ficticio “golpe de Estado”.

Actas que después de 13 días no se publican. ¿Qué esconden?

Al respecto, en su momento sorprendió, inquietó la candente prudencia, tardanza, tibieza del presidente Petro, el estruendoso, inicial silencio frente a los brutales, desalmados, despiadados, imparables asesinatos y desapariciones forzadas, las arbitrarias detenciones de miles de manifestantes, las agresiones, expulsión de periodistas; dantesca realidad que, ante el clamor interno como externo, forzó la tardía reacción que suplió el mutismo, aunada a los octogenarios gobiernos de México y Brasil.

Fugaces: alivio, respiro, consistentes en reclamar -a desgano quizás- el recuento, la verificación del escrutinio, presionado por la opinión internacional, gesto festinado al abstenerse -incoherentemente- de votar en el seno de la OEA la resolución que coincidía con lo primigeniamente solicitado, borrando con el codo lo escrito con la mano; reconteo que obviamente no puede encomendarse al cooptado TSJ como ha hecho Maburro, por razones legales y de confianza.

Apostilla: Con qué facilidad se prende una vela a Dios y otra al diablo.

La publicación del PUD en la página web, del “81 %” de las actas, demuestran -diáfana, fehaciente, incontrovertiblemente- que 7,1 millones de votantes consagraron a Edmundo González Urrutia, como su presidente. Triunfo avalado por el acreditado, experimentado Centro Carter, observador internacional en incontables certámenes eleccionarios, invitado -según palabras del propio el propio CNE- por su “seriedad”, “bien ganado prestigio”; analista que determinó que dicho certamen “no cumplió los estándares internacionales de integridad electoral”. Igual “desmintió” el aducido hackeo, conclusión compartida -en todos los tonos- por Alemania, España, Francia, Italia, Países Pajos, Polonia y Portugal.

González Urrutia, reconocido -irreversiblemente- como auténtico presidente legítimo de Venezuela, por Perú (el primero en hacerlo), Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Estados Unidos, Uruguay, Guatemala.

Viciado proceso electoral que, sin oficializarse el resultado, llevó al desafiante, aculillado criminal a autoproclamarse ganador, seguido, horas después, por sus pariguales sátrapas -expansivas dictaduras antioccidentales-: Rusia, China, Irán, Cuba, Siria, Corea del Norte, Bolivia, Nicaragua, los que interesada, velozmente corrieron a felicitarlo por “su exitosa reelección”. Pervertidas tiranías afines al Foro de Sao Paulo, Grupo de Puebla y sus variantes.

El demonizado, degradado  corifeo, Vladímir Putin, incriminado por la CIJ por “crímenes de guerra”, se dice envió al ‘aliado estratégico’ -así considerado- su  avanzada de mercenarios del grupo Wagner (organización paramilitar rusa) comisionada para blindar ‘a sangre y fuego’ la escatológica, zozobrante cleptocracia, ocupada en hostigar, perseguir, al lado del brazo armado, las aborregadas, brutales, motorizadas hordas asesinas bolivarianas, a los llamados por Maburro terroristas, a los que acaba de agregarse -por si faltara- la nativa chusma de talibanes del ELN. CONTINÚA,

Bogotá, D.C., 10 de agosto de 2024

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