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EDITORIAL

Ha culminado el proceso de vinculación de los maestros y directivos que ganaron el concurso docente para cubrir las 37.480 plazas ofertadas a nivel nacional tanto en zonas urbanas como rurales, proceso al que se presentaron 378.212 aspirantes.

De acuerdo con el Ministerio de Educación Nacional, el concurso docente es una competencia de méritos para ingresar al servicio educativo estatal en el que los aspirantes son evaluados en sus aptitudes, competencias básicas, relaciones interpersonales y condiciones de personalidad.

Si bien este es un avance muy importante en la formalización de la carrera docente se escuchan muchas voces que dicen que debe replantearse para el futuro la forma de hacer este concurso.

Muchos aseguran que el concurso para docentes debería ser cerrado, estar restringido a un grupo específico de candidatos, como, por ejemplo, aquellos que cumplen con ciertos requisitos de formación académica, que laboran o han laborado en instituciones educativas y sus regiones geográficas.

Es decir, que solo puedan concursar aquellos que pertenecen a una determinada región, y que además tengan carrera docente o experiencia laboral en ello.

Con la llegada de profesionales de diversas áreas, como ingenieros forestales, agrónomos, comunicadores sociales, abogados, entre otros, que ingresan al campo de la docencia sin formación pedagógica o didáctica adecuada, se genera una disonancia entre la capacitación requerida para ser docente y la profesionalización que estos individuos poseen.

Esto plantea un desafío tanto para las escuelas normales y facultades de educación, que se esfuerzan por profesionalizar a los docentes y ofrecer una formación especializada en pedagogía y didáctica, como para el propio magisterio que busca preservar y proteger la calidad y el valor de la profesión docente.

Esta situación puede resultar en una disminución de la oferta de servicios educativos especializados, ya que se podría percibir que no es necesario invertir en la formación docente si se permite el ingreso de profesionales de otras disciplinas sin los conocimientos necesarios para desempeñarse eficazmente como educadores.

Es fundamental abordar esta situación mediante políticas y programas que promuevan la profesionalización del magisterio, respetando la importancia de la formación pedagógica y didáctica, y garantizando que los docentes cuenten con las habilidades y competencias necesarias para brindar una educación de calidad a los estudiantes. Esto ayudará a mantener la integridad y el prestigio de la profesión docente, así como a asegurar el desarrollo adecuado del sistema educativo en su conjunto.

Adicionalmente, a los municipios distintos a ciudades capitales y las zonas rurales, están llegando docentes foráneos, sin arraigo y sin sentido de pertenencia quienes todos los fines de semana viajan a sus lugares de origen o domicilios y poco o nada le aportan en otros aspectos a las regiones donde han iniciado sus labores.

La salida de los cientos de docentes por no haber ganado el concurso tiene un impacto negativo en varios aspectos para la región y sus familias. Los salientes dejan de percibir ingresos que hacían parte de la economía local porque allí viven y tienen sus familias, además de entrar a engrosar las listas de desempleados.

La docencia representa una fuerza laboral muy importante en el país y la vinculación a ella tiene que ir más allá de un simple concurso igual para todos los empleos.

Pensilvania, febrero 25 de 2024.

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