Opinion

GESTIÓN

EDITORIAL

Un período constitucional más que termina de autoridades territoriales, y uno nuevo que empieza.

Cada día el ejercicio de la administración pública es más difícil por la falta de recursos y el aumento de responsabilidades y compromisos para atender por parte de los entes territoriales.

La lentitud de los organismos de control del Estado, nos han privado de conocer si las administraciones cuestionadas que terminan sus mandatos este 31 de diciembre fueron tan catastróficas como sus contendores lo aseguran o, por el contrario, todo obedeció a una estrategia para sacar dividendos electorales.

Como se dice popularmente, desde el desayuno se sabe lo que será el almuerzo, en este caso, la conformación de gabinetes ligeros, sin peso específico por parte de algunos mandatarios, no auguran unas administraciones exitosas. Muchos se acostaron relajados y amanecieron secretarios de despacho.

Con respecto a los gobernadores y alcaldes, definitivamente tienen que emprender grandes acciones con el gobierno nacional para la consecución de recursos y convenios interadministrativos. Allí es donde está el dinero, máxime por la baja ejecución presupuestal de la mayoría de los ministerios.

Las gestiones de los alcaldes tienen que pasar de la capital del departamento a Bogotá. Los departamentos en su gran mayoría tienen limitaciones presupuestales que solamente les permitirá atender lo básico de sus municipios. Quien no lo haga así, no podrá adelantar o ejecutar obras importantes en sus regiones.

Las limitaciones presupuestales de los entes territoriales obligan a los gobernantes a ser eficientes en la gestión, a tener buenas secretarías de planeación y productivos bancos de proyectos.

Recursos para cofinanciar existen. Hay que saber dónde están y como gestionarlos.

Manizales, diciembre 31 de 2023.

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