Tinto Político

PIADOSOS MENTIROSOS

En el segundo semestre de 1987 irrumpieron en el panorama político del departamento de Caldas, dos jóvenes que se perfilaban como las promesas que cambiarían las costumbres que tanto mal le habían hecho a nuestra democracia e institucionalidad. Se trataba de Luis Alfonso Hoyos Aristizábal y Oscar Iván Zuluaga Escobar, quienes varios años más tarde, tuvieron un triste final en sus vidas públicas.

A mediados del segundo semestre del año 1987, grandes cambios políticos estaban por darse en el municipio de Pensilvania Caldas.

El 14 de septiembre de ese mismo año, fallecía en la ciudad de Bogotá el representante a la cámara, Alfonso Hoyos Giraldo, quien ostentaba las mayorías electorales en Pensilvania desde 1974 siempre en representación del partido conservador.

Se acercaba la primera elección popular de alcaldes y el vacío político dejado por Alfonso Hoyos, fue cubierto por su hijo, Luis Alfonso Hoyos, quien regresó de Paris donde estudiaba.

Luis Alfonso Hoyos asumió su nuevo rol de jefe político acompañado de Oscar Iván Zuluaga Escobar, quien pertenece a la familia del más poderoso grupo económico con injerencia en la región.

Esta dupla o dúo dinámico como los definían, rápidamente se hizo al poder local ganando en las elecciones de marzo la primera elección popular de alcaldes con, Jaime Alonso Zuluaga, primo hermano de Oscar Iván y pariente lejano de Luis Alfonso, quien a su vez salió electo concejal y asumió la presidencia de esta corporación.

A los dos años, Oscar Iván fue elegido como el segundo alcalde por elección popular de los pensilvanenses, y a su vez, Luis Alfonso fue electo representante a la cámara en la lista del partido conservador línea del dirigente alvarista, Rodrigo Marín Bernal.

En 1991 se instaló una Asamblea Nacional Constituyente que determinó la revocatoria del congreso elegido en marzo de 1990. Para ese entonces, Hoyos y Zuluaga ya se habían distanciado del conservatismo para crear el movimiento cívico por Pensilvania.

En octubre de 1991, Hoyos presentó nuevamente su nombre para la cámara de representantes, sin lograr su objetivo. Fue hasta marzo de 1994, con un movimiento político denominado Actitud Renovadora creado por ellos mismos, cuando logró regresar al congreso de la república, esta vez como senador.

En marzo de 1998 Hoyos quiso repetir curul en la cámara alta, sin lograr su propósito y el alcalde mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa, lo nombró gerente del programa de desmarginalización de la capital de la república. Luego regresó a Caldas como candidato a la gobernación en octubre de 2000, objetivo que tampoco logró.

En noviembre de 2001, el Consejo de Estado decretó la pérdida de investidura de Luis Alfonso Hoyos en su calidad de representante a la cámara por actuaciones suyas durante su ejercicio como congresista entre 1994 y 1998, concretamente por haber certificado durante 8 meses que una de sus asistentes laboraba normalmente en su oficina en Bogotá cuando realmente se encontraba viviendo en Nueva York Estados Unidos.

Además de estas certificaciones falsas, durante la permanencia de la misma funcionaria de su Unidad de Trabajo Legislativo en Estados Unidos, Hoyos en su calidad de senador la ascendió de grado y firmó por ella el acta de posesión, lo que era un trámite personal e indelegable.

Una vez se conoció la decisión del Consejo de Estado, Luis Alfonso Hoyos se victimizó ante la opinión pública mintiendo y desviando la atención con la narrativa que todo obedecía a una persecución política, y en una maquiavélica y bien elaborada trama, usaron como chivo expiatorio a otro de los integrantes de su UTL a quien responsabilizaron, hábil y cínicamente de la sentencia de la alta corte supuestamente por haber denunciado la irregularidad, en una clara muestra de doble moral según la cual, “Lo grave no fue la falta disciplinaria cometida por Hoyos, sino que se hubiera conocido”.

Ahora, casi 22 años después, su coequipero, Oscar Iván Zuluaga Escobar, repite la historia de engaño y al igual que Hoyos en aquella época, le miente al país negando el pago hecho por la corrupta multinacional brasilera Odebrecht por concepto de servicios de publicidad para su campaña presidencial, lo cual quedó en evidencia a través de unas grabaciones.

Este es el resumen del triste final de las carreras políticas de estos dos personajes, Hoyos y Zuluaga, de quienes en 1987 se decía, eran las promesas para cambiar las costumbres que tanto mal le hacían a nuestra democracia e institucionalidad, además de considerarse los dueños de la moral pública con el poder de clasificar al resto de mortales entre buenos y malos. Pareciese que ambos tomaron la mentira como norma de conducta, y su devoción religiosa como cortina de humo, además de asestarle un duro golpe a sus familias, amigos, copartidarios, colectividad y a su natal Pensilvania.

Lo más visto

Subir