Por: Alejandro Loaiza Salazar.
Hace cuatro años bajo el periodo del expresidente Iván Duque, dicho mandatario estaba tan desprestigiado y había tantas dudas o más como las que pesan sobre el actual gobierno, y no por eso las campañas territoriales giraron en torno a su positiva o negativa percepción ciudadana, fueron como siempre una disputa local en contra de los gobiernos de turno o a favor del continuismo.
Por su puesto hubo en las ciudades capitales una evidente llegada de gobiernos autodenominados alternativos, situación derivada del mismo péndulo político que facilito la llegada de Petro al poder, pero es claro que no fueron producto de discursos en contra o a favor del Gobierno del Centro Democrático.
La derrota de este partido en las elecciones territoriales fue producto de su pésima planificación, de un partido que llego al gobierno nacional sin fuertes liderazgos regionales, arrastrados por la imagen todavía poderosa del expresidente Álvaro Uribe, y que no fue suficientemente hábil de construir solida militancia regional, uribismo había todavía, pero no existía militancia al partido.
Con el Petrismo está pasando algo similar, la abultada bancada del pacto histórico llega al congreso en similares condiciones que las del Centro Democrático en su momento, una lista cerrada que sin marcados liderazgos locales no ha logrado estructurar cuadros de liderazgos regionales, pero que sumado a lo anterior han perdido de vista, que el número de electores con los que Petro llego al poder, no son equivalentes a los simpatizantes del hoy presidente, por el contrario fueron muchos votos de rechazo a los demás candidatos y a la percepción de que bajo la coyuntura del momento, se requería un gobierno con tintes progresista y de izquierda.
Siguen pensando los estrategas de este partido, que las elecciones las definen las bodegas y las tendencias en las redes sociales, la contienda por la próxima presidencia inicia con la apertura de las inscripciones de candidaturas para las contiendas territoriales 2023, son estas elecciones la base fundamental y el indicador más acido de cómo será la disputa por la próxima presidencia.
No en vano actores como German Vargas Lleras, seguro candidato para las elecciones presidenciales, anda recorriendo el país construyendo militancia y fervor en torno a un discurso contra el gobierno, que permita estructurar una alianza de derecha que este en la capacidad de competir con los sectores de centro y de izquierda.
De allí que algunos consideran que esta campaña tendrá una fuerte incidencia del discurso antipetrista, sin duda será un elemento transversal en muchas regiones, pero no es el fundamental.
Aun el voto de estructura resulta decisivo, y no solo el voto de opinión, ojalá la inclinación del elector resultara única y exclusivamente afectada por su sensación, conocimiento y percepción política, pero en amplios sectores sociales, la estructura y el voto amarrado aun definen las contiendas.
El pacto histórico perderá una oportunidad única de asegurar gobiernos afines en los territorios dada su desorganización y dogmatismo, sin embargo en algunas regiones, están tratando de construir extrañas alianzas con estructuras tradicionales y puede que allí logren una que otra pírrica victoria, sin embargo, estas estructuras tradicionales tan susceptibles al reacomodamiento no perderán oportunidad de acomodarse según la coyuntura que más les convenga, en otras palabras, con estas alianzas podrán ganar elecciones, pero perderán gobernabilidad, pues como cualquier alianza política, su camino más seguro será el desconocimiento de los acuerdos.
Twitter: @AlejandroLSFD
