Por: Jorge Alberto Betancurt Raigoza – Administrador público, exconcejal de Manizales y coordinador del movimiento ciudadano +fe.
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; con esta frase se ha insinuado que las personas de fe no deben participar en el escenario político; se ha pretendido que los laicos Católicos o Cristianos no ejerzan sus derechos constitucionales de ser elegidos si su aspiración es en representación de su fe; o van más allá al pretender que la iglesia no sea reconocida como un actor político en esta democracia; pretender esto es querer tapar el sol con un dedo; ya que no es solo un derecho sino un deber de toda organización y sus integrantes, participar activamente en los escenarios donde se tomen decisiones que puedan afectar su existencia; y la política es uno de ellos.
En un mundo con tanta pluralidad de pensamiento, la lógica es que sea en el escenario político donde se encaminen las acciones del Estado; acciones que mal dirigidas pueden poner en riesgo la existencia misma de una u otra organización; es ahí donde se hace necesario e indispensable la participación de los laicos Católicos o Cristianos en política, como voceros de sus organizaciones en la toma de decisiones públicas; ya que quienes piensan diferente a ellos, si están utilizando todos las herramientas electorales y jurídicas para imponer su pensamiento ideológico, que evidentemente va en contra vía de la filosofía cristiana.
Es claro que discusiones como la defensa de la vida desde la concepción, el matrimonio entre parejas del mismo sexo o el enfoque que se le deba dar en el colegio a la educación para la sexualidad, son debates públicos que interesan sobre manera a las comunidades religiosas, que bajo las herramientas democráticas y representados por sus laicos, tienen el derecho y el deber de defender sus principios ideológicos ante la sociedad.
Alguien tiene que definir las actuaciones del Estado en estos asuntos, actuaciones que son única y exclusivamente del ámbito político, y es ahi que pretender que las comunidades religiosas en general, no puedan permear el espectro político para defender sus convicciones, es sin duda una pretensión antidemócratica.
Las organizaciones están integradas por personas y estas personas requieren de sus derechos democráticos para buscar el orden social que consideren el adecuado para su cotidianidad; como a su vez pueden buscar el camino espiritual para encontrar la relación con Dios, dos aspectos que por naturaleza son indivisibles dentro de cada individuo.
La Biblia es la hoja de ruta en el ámbito espiritual de toda persona creyente, así como la constitución es la hoja de ruta a seguir del mismo individuo en su comportamiento social; no solo es necesario sino lógico que una persona de fe necesite que sus obligaciones espirituales estén en concordancia con sus obligaciones civiles, ya que de lo contrario entraría en un conflicto social complejo de asumir.
Es por lo anterior que es apenas lógico que los laicos Católicos y Cristianos, busquen a través del ejercicio político encontrar el orden social que dé respuesta tanto a sus necesidades religiosas como políticas.
Nuestro movimiento ciudadano +fe, que busca presentar candidato por firmas para la Alcaldía de Manizales; representará en el escenario democrático la defensa de los principios fundamentales en los que está sustentada nuestra fe Cristiana.