Opinion

¡Una de cal y otra de arena! II

Por: Mario Arias Gómez.

Retomo la columna anterior en el punto en que rememoro la frase: ‘el Hijo del ejecutivo’, disparada en forma satírica contra la inconducta de Lorenzo Marroquín Osorio, el tercero de los nueve hijos (Antonia, Andrés, Lorenzo, Inés, José Manuel, María Rosa, José María, María Rita y María Josefa Marroquín Osorio), del expresidente, José Manuel Marroquín Ricaurte (1827-1908) -«El Señor de Yerbabuena»-, vicepresidente (1898-1900). En tal condición dio el golpe de Estado a su fórmula presidencial, y tomó el poder, gracias a un complot con los jefes de los partidos políticos tradicionales (históricos).

Presidente (1900-1904) -repito-, mediante un golpe de Estado cívico. De su paso por la presidencia se recuerda su cínica, infame fraseː «Yo no sé de qué se quejan. Recibí un país y les devuelvo dos». Autor de la famosa ‘La perrilla’, de la que entresaco estos versos: “Es flaca sobre manera / toda humana previsión, / pues en más de una ocasión / sale lo que no se espera.” “sarnosa era… digo mal, / no era una perra sarnosa, / era una sarna perrosa / con figura de animal; Aquella perrilla, sí, / ¡cosa es de volverse loco! / no pudo coger tampoco / al maldito jabalí.

Su hijo, Lorenzo, fue delatado por su cooperación -¿decisiva?- con los gringos en la separación de Colombia (3 de noviembre/1903) del departamento de Panamá, asegurándose haber recibido una robusta coima. Negro capítulo -abrumadoramente documentado- de nuestra corrupta historia, deriva de la Guerra de los Mil Días, hostil acto patrocinado por el Gobierno de EE. UU., encabezado por Teodoro Roosevelt, que consiguió apropiarse de la zona del canal e intervino en la independencia de la República de Panamá, cerrando el ciclo de las 14 agresiones previas contra el ‘Panamá colombiano’ durante el siglo XIX, iniciadas en 1856, con el incidente de la ‘sandía’ -riña provocada por un aventurero del norte que se negó a pagar un pedazo de fruta a un negro raizal- lo que dejó 15 muertos entre los estadounidenses.

Tema saldado con el tratado Thomson-Urrutia, suscrito el 6 de abril de 1914 en Bogotá, entre Estados Unidos y Colombia, acordándose: A)-. El pago de 25 millones de dólares como indemnización. B)-. El derecho de Colombia de transportar por el Canal, tropas, buques y materiales de guerra. C)-. La exoneración de todo impuesto y derecho a los productos agropecuarios y de la industria colombiana que pasasen por allí, así como el correo.

Panamá declaró la independencia -28 de noviembre/1821-, 11 años después que Colombia. Uno de los grandes opositores del tratado en la Cámara de Representantes (1921), fue Laureano Gómez, tratado ratificado siete años después (abril de 1921) por el Congreso de los Estados Unidos y a los dieciocho de la declaración de independencia. El manejo del dinero fue objeto de múltiples denuncias, prorrogándose la prehistórica, endémica corrupción colombiana.

En el segundo gobierno de Alfonso López Pumarejo -el primero denominado ‘Revolución en marcha’ (1934-1938), el monstruo (Laureano Gómez), fustigó un día sí y otro también, al ‘Hijo del ejecutivo’, sin precisar a cuál de los tres se refería -Alfonso, Pedro o Fernando- por el asesinato (julio/1.943) a puñaladas, en el barrio Teusaquillo de Bogotá, del exboxeador y expolicía, Francisco Anastasio Pérez, ‘Mamatoco’, quien había sorprendido en el Parque Nacional, a uno de ellos, en horas de la noche, dentro de un vehículo, con una anónima damisela, en pleno ‘maniculiteteo’, motivo principal -se adujo- de la renuncia del presidente.  

Cáustica frase: ‘Hijo del ejecutivo’, utilizada para hostilizar al Gobierno en razón a que Alfonsito (hijo), quien representaba los intereses de los accionistas colombianos en la empresa holandesa Handel, se aprovechó de tal condición para pingües negocios, rebosando la copa que derivó en la abdicación (7 de agosto de 1.945) definitiva de López padre, so pretexto de la enfermedad de su esposa.

Ya en el gobierno del gerifalte delfín -el ‘Pollo’- (1974-1978)-, Juan Manuel (hijo), fungió como ‘Hijo del ejecutivo’, motivando el varapalo infligido por el ácido, bohemio, demoledor, monacal, solitario, Lucas Caballero Calderón ‘Klim’, por el caso de la vía alterna a los Llanos, que benefició indudablemente la hacienda de su propiedad, ‘La Libertad’, adicionado los viajes familiares en el rebautizado avión presidencial, ‘Fonsi Jet’, del malgeniado «Compañero Primo» como le llamaba.

Aguda, incisiva, venenosa pluma, que llevó al indignado ‘Pope López Michelsen’, a amenazar con su renuncia, por “no poder continuar en la presidencia con la oposición del partido liberal y de EL TIEMPO, cuyas páginas alojaban columnas calumniosas”. Klim “rechazó la invitación al silencio”, solicitado tácitamente por Hernando Santos, que le pidió morigerar los ataques contra el quejoso.

Fueron famosos los apodos con los que Klim inmortalizó a los personajes de la época: Turbay Ayala, «Hermano Gulito»; Bertha Hernández de Ospina, «Hermana Bertha»; Álvaro Gómez, «Álvaro Álvaro»; Hernando Santos Castillo, “El bizco” (popular personaje del submundo taurino); Rafael García-Herreros, “Telepadre” Clara López, “la Sobrinita Pálida”; el general Luis Carlos Camacho Leyva, “Van Holocaust”; Lucio ‘Pabor’ Núñez, “Potato”; Alfonso Senior “Compa Senior”; Carlos Ardila Lülle, “Tamarindo Ardila”; Diego Luis Córdoba, “Joe Louis”, aludiendo al boxeador estadounidense; José María Bernal, “Chope Mijo”; Jorge Mario Eastman, “Stay-free”.

Alberto Santofimio Botero, “Pinina”, a quien le recordó (febrero del 78) que viajaba en su «auto de detención». Fue célebre el incidente del ‘bonitico’ del embajador, Luis Ave-lino, relacionado con la insólita meada pública con la que sorprendió al pueblo uruguayo. “Lambicolor”, el noticiero de Darío Silva. Klim contó que el médico, Oso Rivas -que nunca se graduó como tal- al auscultar a Benjamín Herrera (1853-1924), veterano de la Guerra de los Mil Días, exministro de Agricultura y Comercio del Gobierno de José Vicente Concha, le diagnosticó: “El general tiene pecueca. Una pecueca letal. Cuando le llegue al corazón, lo mata”. Y a fe que lo mató.

Con su hermano, Eduardo Caballero Calderón y Jaime Soto, fundó el noticiero ‘Contrapunto’. Prosa y pluma que hizo tambalear el establecimiento.

Agotado el espacio, dejo para una próxima entrega, una divertida, inédita y picante anécdota de Klim con el imperecedero, Tiberio Toro -‘Frankenstein’-, alma que continúa viva en mí corazón, como en el de sus múltiples amigos y admiradores.

Bogotá, D.C., 22 de abril de 2023

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