Opinion

Reforma Política

Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.

Mi voto en las presidenciales fue en primera y segunda vuelta por Petro, y sin duda no me he arrepentido un solo segundo de haberlo hecho, era el mejor o menos malo de los candidatos que había en ese momento, era sin duda un paso político que el estado Colombiano tenía que vivir, tener un Gobierno de Izquierda.

Pero eso no me hace Petrista, y mucho menos me impone una mordaza para criticar lo que desde mi punto de vista son errores o excesos del Gobierno, tampoco me hace militante del Pacto Histórico.

Nunca he militado en ningún partido político, aunque claro que si he hecho campaña y proselitismo electoral en favor de candidatos que he considerado son merecedores de mi voto, así como de cualquier otro voto que esté en capacidad de asegurar para acompañar mi elección.

Lo anterior es sin duda problemático, mi ubicación en el espectro político es de corte Liberal, pero no tengo un solo incentivo para militar en el partido Liberal o en cualquier otro partido que tenga una vocación progresista, aun cuando tengo claro que debo ejercer mi voto tanto como derecho, así como por deber ciudadano.

La crisis de los partidos políticos ha desfigurado su papel en la democracia Colombiana, si quisiéramos ubicar un momento histórico en donde esta crisis cobra mayor vigencia, no pocos coinciden en tomar como punto de quiebre los Gobiernos del periodo conocido como Frente Nacional, donde los Partidos Conservador y Liberal se alternaban el poder desdibujando sus ideologías.

Hoy los límites ideológicos entre partidos son más difusos que antes, cobra tanta vigencia la frase “Para Godos los Liberales” como en sus inicios. Y es que la crisis de los partidos pasa por una crisis de representatividad, de democracia interna de los movimientos políticos y los mecanismos de elección, así como de un régimen de bancada estricto que imponga limites tanto a sus directivos, como a sus elegidos y militantes.

Por eso la idea de que fuera un Gobierno de corte progresista el que propusiera una reforma política de avanzada generaba alta expectativa, pero como también fue advertido, la desilusión no tardaría en llegar.

Desde la radicación de la Reforma Política, se advertía sobre un texto que poco o nada contribuía a solucionar la crisis, y en cambio daba excesivas gabelas a los caciques políticos, a los nuevos partidos, a los liderazgos individualistas del Gobierno y a la clase política en general.

La reforma Política no es para los políticos, es para la democracia y la estructuración de la principal herramienta de poder, la capacidad y los mecanismos de elección popular. El Gobierno se equivocó, perdió todo el manejo y control de una reforma, más parecía un interés del Ministro del Interior y uno que otro Congresista, que del Gobierno en cabeza del Presidente Petro.

La derrota por su puesto es para el Gobierno, el cual está calcando los errores del primer año del Gobierno Duque en el Congreso; Una ausencia de estrategia legislativa, tiro por la borda la oportunidad de aportar a construir un correcto sistema político, en un momento donde el actual Consejo Nacional Electoral ha creado una línea argumentativa que facilita la proliferación de nuevos partidos Políticos, olvidando las nefastas experiencias pasadas, donde el País tuvo más de 60 Partidos Políticos los cuales sirvieron de caldo de cultivo para la perversa operación avispa de los 90.

El Gobierno está tensando la cuerda, ha radicado todas sus reformas de manera casi simultánea, como si fuera consiente que, de sus cuatro años de poder, solo tendrá a lo menos dos con margen de movilidad en Senado y Cámara, la Reforma Política es una de varias reformas que con seguridad el Gobierno verá archivados, pues al parecer no aprende de los errores del pasado.

Hoy cobra más sentido la idea, de que lo que parece una torpeza del gobierno, es una estrategia para justificar una Asamblea Nacional Constituyente, que revoque el Congreso y que de un plumazo modifique la constitución a criterio de los caciques políticos de la nación, recuerden que hoy una Asamblea Constituyente le sirve tanto a la izquierda como a la derecha, y ese escenario sí que es peligroso.

Twitter: @AlejandroLSFD

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