Opinion

UN ESTADO FUERTE, RESPETUOSO DEL DERECHO*

José Ferney Paz Quintero

Condiciones básicas para producir las reformas económicas indispensables para garantizar los derechos sociales, en un país que ocupa los primeros lugares de pobreza, población que ya no la soporta como una resignación natural, exigiendo a veces con desespero, su solución.

Imposible desconocer que se atraviesa por una etapa crítica, el que puede resultar el hundimiento de la poca democracia que nos queda o una más renovada a tono con la realidad social, pero para ello prioritario conjurar la crisis de inseguridad donde la violencia es su rasgo principal, zonas territoriales en poder de la insurgencia, originando desplazamientos forzados que engrosan los cinturones de miseria de los grandes centros urbanos.

Creemos que esa sea la política gubernamental de la PAZ TOTAL, con la participación de las comunidades y de los diferentes estamentos de la sociedad civil, de allí que se sostenga que solo un estado fuerte puede producir la verdadera redistribución del ingreso para saldar la deuda social que se tiene de tiempo atrás, sin verse presionado por grupos que han representado los privilegios sociales, modificando los mismos, en los cuales la propiedad, en contra de lo que preceptúa la constitución, ha desempeñado más bien una función antisocial término muy propio del politólogo Estanislao Zuleta.

El diálogo propuesto es el camino para acercar a las partes en conflicto, en donde los movimientos insurgentes deben entender que no triunfarán en este conflicto, ni considerar los procesos de paz como un medio de fortalecimiento armado y menos aún tratar de consolidar su hegemonía en ciertas zonas del territorio nacional.

Si nos atenemos a las reiteradas declaraciones de los diversos gremios, partidos políticos, y sectores varios de la sociedad, se percibe un sentimiento común: coinciden en reformar las caducas instituciones políticas, cambios sociales y económicos, dándole prioridad a las necesidades inaplazables de la población, la paz como bandera, entonces nos preguntamos: ¿Porque tan difícil llegar a unos acuerdos serios en temas donde los colombianos estamos identificados? o será que alguna de las partes quiere imponer sus puntos de vista como cuotas de poder, por encima de un gran propósito nacional? Nos hace recordar la frase del inolvidable Otto Morales Benítez “La paz tiene enemigos agazapados”. Amanecerá y veremos, cómo sabiamente lo dijo el ciego.

Adenda: La reforma política que se tramita, en nada moderniza la estructura institucional, extender los periodos con argumentos baladíes, no deja de ser un exabrupto, con un tinte demagógico de seguir manoseando la constitución, así como los lunares de avalar la doble militancia como el transfuguismo, nos demuestra que este Congreso, la bancada oficial, con el resguardo del gobierno, aunque trate de ocultarlo, continúa con las mañas tradicionales de los anteriores, con la falaz impronta de ser » del cambio «.

No tocar la parte electoral, con un Consejo Nacional Electoral convertido en una comisión más del Congreso, nos demuestra el poco interés de este Legislativo en introducir radicales cambios en la vetusta estructura institucional del país. Nada que hacer.

PD: Como directivo de la Organización Galardones Gacetas de Colombia, doy la bienvenida a todos los favorecidos a los mejores del país, ceremonia a realizarse hoy en la Universidad La Gran Colombia. Felicitaciones.

* Por: J. F. Paz – Exmagistrado / Consultor. – Presidente Tribunal de Control Ético del partido liberal colombiano.

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