Cada día que pasa el gobierno Petro nos sorprende con alguna situación. Cuando no es un descache de un ministro, o una corrección amable al señor Presidente, nos encontramos con una contradicción de dos ministerios.
La Vice ministra de Minas, escondieron a la ministra para que no metiera ella más pata, les dijo a los empresarios del gas natural que en Colombia no se volvería a explorar para buscar gas; obviamente esto puso en alerta a todos los empresarios y al otro día el ministro de Hacienda salió a tranquilizar los mercados y a los empresarios y les dijo que en este gobierno aún no se había tomado dicha suspensión.
Lo anterior nos demuestra cómo es de difícil gobernar en nuestro país. Cuando se está en la oposición, allí se tienen todas las llaves y la forma fácil de hacer las cosas; pero cuando ya se está ejerciendo el poder se encuentran con todas las realidades en donde se nota que hay cosas que por más buenas sean para las comunidades llevarlas a cabo no es tarea fácil y hay que hacer reformas para poder realizarlas.
Con paso lento en el congreso han ido despachando las reformas que dice tanto necesitar el gobierno. La tributaria ya tuvo el primer hervor con su aprobación en comisiones y la semana entrante irá a plenaria. Al menos en este primer examen ya le tumbaron 3 billones en recaudos y eso que falta las plenarias. De la reforma política ya sacaron la parte que le interesaba al gobierno que era la parte electoral como el transfuguismo y las listas cerradas y muy pronto van a presentar la reforma a la policía.
Nadie está en contra de las nuevas consignas entregadas a la policía, creemos que dicha institución se tienen que reformar porque allí se han ido anidando un poco de vicios que hoy deja a dicho cuerpo policial en evidencia ante la sociedad. Pero esas disposiciones para cuando los policías están en una manifestación me parecen aberrantes. Que ya no van a controlar los desórdenes sino van a hacer unos gestores de convivencia y de paz. Esto es inaudito porque últimamente los marchantes veían al cuerpo policial sólo para agredirlos de trato y de obra y entonces los señores van a cambiar de la noche a la mañana porque ya el opresor gobernante es otro. Me resisto a creerlo.
Seguimos teniendo la fe en que al gobernante de turno si está cargado de buenas intenciones, pero a veces creo que el peso de su conciencia no lo va a dejar gobernar en paz.
* Por: José Oscar González Hernández. Se desempeñó como alcalde de Pensilvania, Diputado a la Asamblea de Caldas, Personero de Manizales.
