Opinion

LA ANOMÍA. SERÁ QUE HEMOS LLEGADO A ESTA ERA SOCIAL *

José Ferney Paz Quintero

No hay día en que no se informe de hechos vandálicos donde se ven comprometidos ciudadanos de bien,  una delincuencia urbana desatada en las diferentes regiones del país, el fleteo, casos de robo a mano armada, asalto a las residencias, invasiones de terrenos privados violentado el derecho de dominio adquirido legítimamente, el secuestro, las actividades clandestinas, la corrupción tanto administrativa como política, configurando un clima de excepcional gravedad y de perturbación de la vida cotidiana, dándose una sensación de una total desprotección por parte de los organismos oficiales cuya principal misión institucional es la de garantizar la seguridad ciudadana.

Frente a las situaciones anteriores, considero como civilistas que somos, que el gobernante  no es elegido para negociar sobre el cumplimiento de la ley, ni para rendirse ante el motín, ni para recibir órdenes lanzadas desde la barricada, sino para trazarle un rumbo a la sociedad dentro del marco constitucional  vigente, para hacerse respetar y obedecer, no por vanidad ni prepotencia, sino porque la fuerza dirigida por la razón es la única garantía del derecho, que nos hace recordar a Blas Pascal.” La justicia sin la fuerza es irrisoria, la fuerza sin la justica es tiránica.”

Ahora bien, cuando la justicia es débil, con funcionarios contemporizadores y un estado que no responde a las demandas de seguridad ciudadana, se van creando en ciertos sectores sociales organizaciones para su propia defensa, conductas que, si bien son irregulares, obedecen al temor de ser agredidos por agentes del crimen, o por la violación de la propiedad privada, todo por la inercia de las autoridades legítimas en resolver esos graves problemas de inseguridad.

Es en este estado donde entra a jugar la anomía o la costumbre de violar por violar las normas de convivencia social, o dicho en otros términos, cuando las reglas sociales se han degradado o eliminado y no son respetadas por sus integrantes, o ampliando el concepto, a una carencia de leyes efectivas para sancionar  al infractor, no con decisiones laxas como ocurre en nuestro ordenamiento penal, donde se le premia con la detención en sus confortables residencias, o con el principio de oportunidad, llamado de impunidad, como el exagerado porte de armas en sitios muchos de ellos identificados por la ciudadanía, menos por las autoridades.

Que el nuevo gobierno no desgaste sus energías en discusiones estériles y de confrontación, que sus actos de gobierno sean concretos y de beneficio colectivo, no más foros, y audiencias populares, en donde se navega en un mar de conocimiento, con un centímetro de profundidad.

Menos embriaguez de poder y recordarles a todos esos nuevos funcionarios que por fortuna el poder es efímero y fugaz, siendo oportuno traer esta fábula: cuando Sancho Panza se iba a posesionar como gobernador de la ínsula de Barataria, su caballero andante y patrón Don Quijote de la mancha le inculcó varios consejos y recomendaciones y uno de ellos fue anotarle que “no vayas a ser como la rana que quiso hincharse como el buey y se reventó.”

ADENDA. ¿Será que el Min hacienda como el Congreso seguirán empeñados en vulnerar la constitución al gravar las pensiones en la proyectada reforma tributaria? ¿No entenderán que es un tema de reforma constitucional? ¿Lo harán a sabiendas de esa transgresión?

En próximas puyas se analizará la reforma política presentada por el gobierno donde la institucionalidad queda ampliamente lesionada, un cambio al revés.

* Por: J. F. Paz – Exmagistrado / Consultor. – Presidente Tribunal de Control Ético del partido liberal colombiano.

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