Opinion

¡PETRO EN LA ONU! *

Registro complacido la atípica, auroral arenga del presidente PETRO, en el 77º período de la ONU, en el que, en un audaz acto de filigrana diplomacia, asumió la vocería de los países que conforman la cuenca amazónica -Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, la Guayana Francesa, Perú, Surinam, Venezuela-. Selva tropical, la más grande del mundo, de gran biodiversidad, con una cobertura forestal de 5’500,000 km 2, que juegan un papel crítico en el control climático global.

Intervención que este humilde escriba califica sin exagerar de extraordinaria, grandilocuente, poética, coherente, franca, dura, oportuna, valerosa, repleta de dolorosas verdades; concebida mirando -qué duda cabe- al planeta a los ojos, recitada sin tapujos por el curtido presidente que sabe -como ninguno- que aquel que pestañea pierde.

Pieza retórica -de gran factura- que me recuerda el lírico discurso de Belisario Betancourt, aplaudido de pie, por varios minutos, por una absorta, enfervorizada audiencia, que equiparo al elocuente, ensalzado pregón en comento, que sintetizo: “No habrá PAZ si no hay justicia social, económica, ambiental”.

Banalizado, frivolizado, subestimado discurso por el avinagrado, contumaz, vergonzante uribismo, que tachó de diatriba, rémoras que igual al entusado, no hay disco que les sirva, máxime si proviene de quien los destronó.

Vengo -dijo PETRO- de uno de los tres países -mágico, de las mariposas amarillas- más bellos de la Tierra”. “…Explosión de vida, de miles de especies multicolores en los cielos, mares, tierra…”. “Selva amazónica, del Chocó, de las cordilleras de los Andes, océanos”. “…Gran esponja que absorbe el CO2 atmosférico”, “emana el oxígeno planetario”.

“Valles y montañas de todos los verdes, de donde no solo bajan abundantes aguas, sino -también- torrentes de sangre”. “…País violento, de belleza ensangrentada«.

Alocución que provocó una abrumadora corriente de opinión -a favor-, que saturó las redes sociales, para orgullo de la polícroma acuarela colombiana; aseguró un puesto privilegiado en la agobiante problemática ambiental -local, externa-, que influenciará la agenda del calentamiento; carbonización; contaminación; desarrollo sostenible, exacerbados por los excesos punibles, en la guerra -fracasada- contra las drogas; la deforestación, la destrucción de la selva; el envenenamiento -con glifosato- de sus aguas.

Con la extracción de sus entrañas del carbón; el petróleo; el encarcelamiento de los cultivadores de la coca que no tienen algo más rentable para sembrar; el asesinato; exclusión de las mujeres. Irracional, patética cruzada de una sociedad anestesiada, hegemónica, adicta al consumo, al poder, al dinero.

Inquirida por PETRO: ¿Qué es más venenoso para la humanidad, la cocaína, el carbón, el petróleo?

Por ocultar la verdad, verán morir los bosques y las democracias. Guerra contra las drogas, contra la crisis climática, fracasadas rotundamente” puntualizó.

“Desde mi Latinoamérica herida, les demando acabar con la fallida, disparatada lucha contra las drogas”. Abogo por la construcción de una sociedad “más afectuosa, justa, solidaria, donde la intensidad de la vida nos salve de las adicciones, las nuevas esclavitudes”.

“¿Quieren menos drogas? -fustigó-, piensen en menos ganancias, en más amores, replanteen el ejercicio legítimo del poder”.

Consecuente con la revitalizante prédica de la «Paz total”, exclamó: «Es la hora de la PAZ. Que los pueblos eslavos hablen entre sí, que lo hagan los poblados del orbe. La guerra es solo una trampa que acerca el fin de los tiempos en la gran orgía de la insensatez, imprudencia”. “Solo en PAZ podremos salvar la vida”.Sin PAZ en el mundo no habrá PAZ entre las naciones«.

Preclaro, creativo, simbólico paréntesis, dentro de la vorágine de esa lacra, disfrazada de política, que PETRO tiene el firme propósito superior -del bien común- de enfrentar, ‘aggiornar’ “con amor a un país ensangrentado”; de luchar por obtener un pan con dignidad, en libertad; de “salvar la vida misma -por encima de todo-, las especies”.

Convocó -agregó- a defender, proteger integralmente la Selva amazónica, pilar climático, pulmón del universo, “baluarte para resistir el cambio atmosférico, con recursos que puedan destinarse mundialmente a la vida”; que permita “salir del esclavismo del poder propiciador de la guerra”.

Diáfana, directa, enérgica, inédita, reiterativa proclama, articulada a los enunciados petristas de campaña, a la problemática del planeta tierra, visibilizada desde Colombia, sin eufemismos, temor, pelos en la lengua, ante la desnudada, fustigada, recriminada dirigencia mundial, tildada de hipócrita, de “prohijar la quema de la selva; de perseguir las plantas con venenos para ocultar los desastres de su propia sociedad«.

Cataclismo climático en crecimiento, imparable, que requiere de un cambio de paradigma económico, social que permita -de manera acelerada- ‘pasar a una economía descarbonizada’.

Cerrados aplausos.

* Por: Mario Arias Gómez.

Bogotá D.C., 25 de septiembre de 2022

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