Opinion

El miedo a ejercer el poder *

La política no es para todo el mundo, como tampoco lo es la medicina, las matemáticas o el deporte, para emprender en la vida cualquier actividad, por lo menos de la manera correcta, se debe tener vocación y pasión por lo que se hace.

Sin embargo, la política ha servido como escampadero para cualquiera que vea en ella una oportunidad de enriquecerse, para tener momentos de fama, o simplemente por azar de la vida, lo que ha conllevado a la perversión y corrupción de la función publica.

Por su puesto que hay políticos corruptos, como también tenderos, taxistas, científicos o ingenieros; la corrupción es propia del ser humano, y sin duda es mas grave cuando se administran recursos públicos, pero no por ello se debe entonces tener la falsa idea de despojar del poder a quienes en democracia y por institucionalidad lo deben ejercer.

Con discursos populistas, los mismo que tuvieron en campaña, ahora cientos de nuevos congresistas hablan de despojar al congreso de su poder, de disminuir sus atribuciones, de desequilibrar la balanza tripartita de poderes, como si entregándole todo al ejecutivo, o incluso a las altas cortes fuera la solución.

Son esos los mismos personajes que viven para las redes sociales, y que coincidentemente, suelen hacer todo lo contrario a lo que predican, pues su vocación es mas ligada a la farándula y el falso protagonismo.

Si llegan políticos corruptos al poder, es por que la ciudadanía así lo ha permitido. Podría cualquiera derrotar el anterior argumento, justificando la tesis frente a la irrefutable realidad histórica en donde años de abandono e ineficacia estatal, han privado de educación a la nación, y por tanto eliminado la opción de que existiera una ciudadanía ilustrada capaz de tomar las mejores decisiones.

Pero sin duda, la culpabilidad de esta situación recae tanto en aquellos delincuentes que rondan el poder, como en millones de ciudadanos que prefieren el abstencionismo, ellos facilitan el clientelismo y la compra de votos, deberíamos pensar en una transición electoral que obligue al ciudadano a ejercer el voto.

Quienes no quieran ejercer el poder, no deberían aspirar a cargos públicos, el poder es para aplicarlo, parta construir nación, para aportar al desarrollo, para construir sociedad, también para muchas otras cosas, unas no tan altruistas, pero por ello el sistema contempla frenos y contrapesos.

No cabe duda de que el congreso requiere una reforma, pero con el, toda la arquitectura institucional de la nación, pues hemos caído en la falsa idea de que este país se soluciona a punta de leyes y normas que cada vez torpedean mas los procesos, y que pareciera irónicamente facilitan la corrupción.

Da tristeza escuchar congresista pidiendo que el congreso pierda poder, eso no derivaría en nada diferente que en dictaduras o tiranías. Todo lo contrario, el Congreso debería recuperar la majestad de su papel institucional, no con influenciadores de turno o comunicadores de cantos de sirena. Voto obligatorio, y una reforma estructural que refuerce el equilibrio de poderes requiere con urgencia el país, y por supuesto tramites expeditos, contundentes y ejemplarizantes para los sinvergüenzas que han usado su investidura y su poder para beneficio propio.

* Por: Alejandro Loaiza Salazar – Enlace Congreso de la República. Oriundo de Samaná, con estudios en Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.

Twitter: @AlejandroLSFD

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