Opinion

¿SERÁ QUE SE PODRÁ DIGNIFICAR LA POLÍTICA?  *

José Ferney Paz Quintero

Pretende esta columna llamar la atención a la forma de comportarse tanto la clase política, como los gobernantes cuestionados en los momentos actuales, con bajos índices de favorabilidad, dedicados a las componendas bajo la sombrilla de pactos de gobernanza, cuando en el fondo es el reparto del poder, cómo participar de la frondosa nómina burocrática, cómo ubicar a sus patrocinados tengan o no los merecimientos suficientes para acceder a ciertas posiciones del estado.

El nuevo panorama político determina se analicen los hechos de corruptela e indelicadezas  administrativas de un mandato  que  llegó al poder  con los mejores augurios, las denuncias contra algunos de sus ministros,  la cooptación de los organismos de control,  contrataciones a favor de  unos cuantos,  el  aterrador  escándalo  del saqueo  de los recursos  del acuerdo de paz,  indicios que demuestran el desvío de más de 4 billones de pesos donde están comprometidos funcionarios e instituciones del alto gobierno, planeación nacional, gobernadores, alcaldes, parlamentarios, como aspirantes  a ocupar  la Contraloría  General de  la República,  vinculados  a dicho ente  de control, concurso  lleno de irregularidades que por fortuna en aras de la trasparencia  deberá  ser  revisada esa lista de aspirantes,  salvo que se impongan las  maniobras torticeras de  este Congreso   tan oscuro   como una noche de invierno.

Los reiterados hechos que a diario se denuncian, de falsedades, fraudes electorales,  trasgresiones del estatuto penal, donde los grandes  delitos y timadores se quedan sin sanción alguna,  con unos  organismos judiciales    mirando  hacia otro lado, nos hace  concluir  que estos últimos años en lo político administrativo han sido REPUGNATES, con algo sorprendente, la inacción social  ante  el malévolo maltrato por parte de una clase dirigente  como de políticos venales al tratarnos con un irrespeto permanente, permitiendo que eso suceda.

Tarea del gobierno entrante recuperar la confianza ciudadana, a tiempo de devolverle a la política y al gobernante la dignidad perdida, como una profesión de servicio público para garantizarle los derechos de los ciudadanos, que no son más que el derecho a la justicia social, a la seguridad urbana y rural, a la educación, al trabajo, a la vivienda digna sin propósitos electorales, en otros términos desarrollar el concepto de Estado social de derecho consagrado en la constitución del 91.

La dignidad se obtiene cuando se gobierna o actúa con decoro, con trasparencia, con alta dosis de excelencia en lo moral y ético, como característica esencial de quien ejerce la actividad política y gobierna a través del voto popular. 

Adenda: No se entiende cómo funcionarios públicos  devengando  un salario, sin antecedentes patrimoniales de familia, ni poseedores de empresas o industrias, vinculados a la burocracia de tiempo atrás, puedan estar construyendo lujosas residencias con características de mansión, rodeada de prados, piscina, iluminación sofisticada, con una área que supera la cabida normal para este tipo de viviendas, salvo que estén preparando su estadía cuando tengan que rendirle cuentas a la justica por ese incremento desproporcionado de su patrimonio acogiéndose al principio de oportunidad, o de impunidad para muchos, si es que son investigados  operando el tape tape.

* Por: J. F. Paz – Exmagistrado / Consultor. – Presidente Tribunal de Control Ético del partido liberal colombiano.

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