Opinion

“EL AUTOHARAKIRI DE YEPES”*

Un amistoso corresponsal me inquiere para que le explique del porqué del “giro copernicano”, utilizado por este modoso, seráfico escriba, https://laotracara.co/nota-ciudadania/vox-populi-vox-dei/ con el que rememoré la oxidada, inédita voltereta política del ‘Superhombre’ del añoso Partido Conservador -hasta el jueves pasado- prosternado penosamente al ‘innombrable’.

Metáfora con la que intenté controvertir la caprichosa razón aducida por nuestro fraterno, dilecto partenaire de trasiego, para justificar el repudio a la invitación a dialogar con PETRO -la nueva deidad del Olimpo político colombiano- pretextando: “la filosofía izquierdista y propuestas no encajan en nuestra filosofía goda”.

“Giro copernicano” que, en la astronomía moderna, alude a la teoría heliocéntrica del sistema solar, en que la Tierra giraba como todos los astros, alrededor de un fuego central, hipótesis revaluada por el astrónomo Copérnico en el sentido que aquellos -Mercurio, Venus, la Tierra, la Luna, Marte, Júpiter, Saturno (no se conocían aún Urano y Neptuno)- orbitaban alrededor del Sol, centro del universo.

Kant ajustó dicho postulado a la teoría del conocimiento: “el giro copernicano hace mención al hecho de que sólo podemos comprender el conocimiento a priori, si admitimos que sólo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas”.

Alejado de dichas honduras filosóficas, con el símil traté simplemente de reseñar -repito- la prominente ‘voltereta’, génesis de la alianza, YEPO-BARQUISTA (1987) mezcla del agua con aceite -en la que algo tuve que ver- la que a pesar de haber sido estigmatizada con el ‘Robo a Caldas’, el ‘roscograma’, perduró tres décadas.

Inducido por el ramo de olivo y mano tendida de GUSTAVO PETRO, busqué reverdecer dicha gestión, bajo el paraguas del ‘ACUERDO NACIONAL’, propuesto con generosas palabras, que buscan apaciguar los espíritus, contener la polarización -que hunde la nación-; explorar puntos de convergencia, establecer las líneas rojas -infranqueables-, soporte de la reconstrucción nacional.

Invitación consensuada con el ya presidente electo, frustrada -para decepción- por el curtido amigo -conocedor como ninguno del almendrón- que por demás sabía de antemano que la bancada -de pacotilla-, indefendible, no resistiría el llamado, la tentación de sumarse al disfrute del cogobierno, en atención a la vieja, persistente afición, maña, práctica, interés, sin las cuales no concibe hoy su destino, existencia, que por tanto no lo acompañaría en su terca, torpe, inentendible posición, a costa de opacar -por demás-, dilapidar el activo de haber llevado al Partido a ser la primera fuerza política, después -obviamente- del ¡PACTO HISTÓRICO!, conformado por 18 agrupaciones que constituyen el partido del gobierno.

Orfandad del parigual, azuzada por el soberbio Pastrana, que lo obligó a desechar el CAMBIO, por apego, complicidad -tácita- con el omnipotente ‘Innombrable’, dueño del vapuleado gobierno, y del otrora glorioso, sempiterno ¡Partido Conservador! Zorro que -sin chistar- corrió a subirse -con el mono ‘tití’ al hombro- al tren del ‘DIÁLOGO’, dejando atrás el antipetrismo, tras las proverbiales cosas de comer, la soterrada impunidad, dejando al socio colgado de la brocha.

Celada en que cayó inexplicablemente OMAR, que veía “crecer la hierba / nacer las flores, / oía reír a los arroyos / y del Jilguero su canto...”.

Hipotéticos porqués del drástico vuelco también dado por los colombianos, determinantes del descalabro de la atorrante pandilla guarecida en Palacio, capitaneada por la atrabiliaria, primitiva bestia negra, a quien no le funcionó esta vez el coco del castrochavismo, con el que montó el patético gobierno que fenece sin dar pie con bola.

Desgobierno -sin parangón- que entrega un país patas arriba, averiado, descompuesto, irreparablemente, en medio de rechiflas, abucheos, a pesar del esfuerzo por tapar los reverdecidos ‘falsos positivos’; asesinatos de líderes sociales; trapacerías; abecés de la merecida bofetada electoral, del ostracismo que a futuro, lo calificará como el más más anodino, rufianesco pasmarote; servil vasallo, cabeza de ratón; incapaz de conducir la República por la senda del bien común, la prosperidad, la unidad nacional.

Tóxico mamarrachento, dedicado a mostrarse, turistear por el mundo, con la familia y Andrés -su hermano-, so pretexto de vender aguacates, bananos; exprimir la ubre estatal; repartir el botín burocrático entre amigotes, ayayeros, comilitones y paniaguados; a despilfarrar el erario; origen del descontento, la indignación del pueblo. Épico, justo, imborrable portazo electivo, humillantes memes, burlas, desprecios, censuras.

Súbita respuesta al aguachento, descalificado, desvergonzado zombi -mentiroso compulsivo-, desesperadamente aburrido que, en el colmo de la extravagancia, se despidió de la ONU, disfrazado con virginal, circense ropaje, desbarrando esta infantil, ridícula, sosa despedida: “he estado al servicio del extraordinario pueblo de Colombia, que entrego al sucesor como el naciente, inédito ‘País de Jauja’ latinoamericano”.

* Por: Mario Arias Gómez.

Bogotá, D.C., 03 de julio de 2022

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