Opinion

HAY QUE CUIDAR A COLOMBIA*

Los caldenses, en particular, y los colombianos, en general, tenemos que ser conscientes que hay un desafío a la democracia que se presenta ante el país con un discurso que pretende poner el dedo en las frustraciones, despertar rencores e incentivar el enfrentamiento entre los colombianos con aseveraciones cargadas de efectismo, manipulación y resentimiento.

Ese desafío, que ya han vivido países cercanos, sumergirá a Colombia, como ya empezó a hacerlo, en discursos que espantarán la inversión extranjera, debilitarán el tejido empresarial, aumentarán la pobreza a niveles inimaginables, volverán las calles escenarios siniestros sin ley y desmantelarán los mecanismos democráticos que con tanto esfuerzo hemos levantado, para implementar parodias democráticas como la que vimos hace unos días en Nicaragua y como la que se espera este domingo en Venezuela con las elecciones que ha montado el régimen chavista.

Lo peor de todo es que estas consecuencias que menciono estarán acompañadas por represión, abuso, manipulación del Estado de Derecho y hasta detención de todos los candidatos que intenten participar de las elecciones que se convoquen, como vio el mundo con el caso patético de Daniel Ortega y su régimen.

No podemos permitir que el remedio a tantos problemas que tenemos sea darles viabilidad a patologías más graves, volviendo irremediables las cosas. No tenemos, sino que mirar el vecindario para entender qué camino no podemos tomar.

Nuestro vecino, Venezuela, que es el ejemplo más cercano que tenemos, vive una inflación del 2700%, lo que ha llevado a que 5,5 millones de venezolanos abandonen su país tratando de encontrar futuro en otros lugares. Los colombianos hemos sido testigos de esa tragedia con la presencia creciente de millones de ellos que recorren nuestro territorio en las más difíciles condiciones.

Nuestro país tiene muchos problemas que se evidenciaron, en unos casos y se acentuaron, en otros, durante la pandemia, eso es innegable y nadie lo puede ocultar; sin embargo, lo que debemos hacer es enfrentar esos problemas juntos de la mejor manera posible, atrayendo la inversión que genera empleo y progreso, cuidando el tejido empresarial, incentivando el emprendimiento, trabajando por la formalidad laboral, haciendo inversión social, propiciando oportunidades, logrando mayores consensos sobre lo importante y sobretodo, cuidando esa democracia que muchos colombianos protegieron con sus vidas cuando el terrorismo y el narcotráfico se propusieron arrodillarla.

No es difícil recordar los nombres de infinidad de jueces, magistrados, periodistas, congresistas, gobernadores, estudiantes, candidatos presidenciales, políticos, militares, y ciudadanos del común, que no claudicaron ante las mafias con sus armas y ofrendaron sus vidas en nombre del Estado de derecho y la democracia.

No podemos ser inferiores a ese legado. Como dirían los rabinos judíos no podemos hacer cosas que avergonzarían a nuestros ancestros.

Cuando Chávez se lanzó a la Presidencia de Venezuela en el 2002 la pobreza en el país hermano estaba en algo más del 42%, algo similar a lo que tenemos nosotros ahora, y hoy, en el 2021, la pobreza en Venezuela bordea el 95%.

La conclusión es clara, esos modelos lo único que traen es pobreza, atraso y represión. En las elecciones que se avecinan tenemos la responsabilidad de cuidar a Colombia, de cuidar a Caldas, de cuidar nuestras familias, de preservar lo importante para nuestras regiones y hacer respetar nuestros valores más genuinos y arraigados.

Es mucho lo que se decide, pero, conociendo a Caldas, estoy segura que sabremos entender lo que espera Colombia de nosotros y con seguridad estaremos a la altura.

* Por: Juana Carolina Londoño – Abogada especialista en derecho comercial y legislación financiera y gerencia de entidades territoriales. Trabajó como asesora jurídica del Instituto de Seguros Sociales, Central de Inversiones S. A., concejal de Manizales, representante a la Cámara, presidente de Fiducoldex y actualmente empresaria: Londoño Asociados.

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